viernes, 15 de abril de 2016

Argumentos sobre el origen de “La Cumparsita en sus 99 años”

Argumentos sobre el origen de  “La Cumparsita en sus 99 años”                        
Fuentes : Todo Tango, El País, Wikipedia, Portal Uruguay Educa.    
                                                                       
Estimo que: secuenciales espacios y tiempo hacen de una obra de arte, una belleza inigualable en que el ser humano retiene en su inconsciente colectivo la perdurabilidad de las cosas.                                                                                         Immanuel Kant (Prusia hoy Alemania 1724 1804) define el espacio y el tiempo como las formas de nuestra sensibilidad o intuiciones puras, que le otorgan a las cosas que conocemos su estructura. El espacio es la forma del sentido externo que permite la representación de los objetos como existentes en el espacio; y el tiempo es la forma del sentido interno que hace posible percibir los estados internos en una secuencia temporal. Él les atribuye la idealidad trascendental. El primer paso en el análisis de la forma del entendimiento es el juicio. Juzgar es sintetizar y convertir en conocimiento nuestro derredor.                                                                                         En el entendido entonces de que, conociendo el arte musical y la vida como hecho simbólico en sí mismo, es que podemos argumentar y a la vez preguntarnos:       ¿Qué misterio esconden aquellos compases que lograron penetrar en el gusto de tanta y tan diversa gente?                                                                                                                                        Es sin lugar a dudas el tango más difundido, el que toda persona reconoce cualquiera sea su versión, el que se utiliza de icono para representar el género, el más grabado en el Uruguay, en Argentina y en el resto del mundo.  Se trata de un verdadero fenómeno, que acaso no se necesitan muchas palabras para explicarlo porque emana del corazón de las multitudes.                                                                                                                               Todo le viene bien a “La cumparsita”: armonías para violines, variaciones de bandoneones y otros importantes instrumentos, además de otros atrayentes efectos musicales, que los orquestadores y directores aprovechan hábilmente para lucimiento de su respectivo conjunto. Cada director de orquesta típica tiene su propio arreglo, su versión.                                                                                                                       
Horacio Ferrer, en su obra El Libro del Tango, afirma: «“La cumparsita” ha sido objeto de toda clase de ornatos, producto muchas veces de las ejecuciones “a la parrilla”: contracantos, pasajes contrapunteados y variaciones de la más diversa invención. Fue inicialmente una marchita, compuesta por el joven estudiante de arquitectura Gerardo Hernán Matos Rodríguez en una fecha incierta, que podemos ubicar entre fines de 1915 y principios de 1916, para la comparsa de carnaval organizada por la Federación de Estudiantes del Uruguay.

Héctor Lucci (estudioso del tema) nos afirma que las dos primeras grabaciones fueron hechas en 1916. La de Roberto Firpo, seguramente la primera, por el número de disco, un Odeón 483. La segunda, la de Juan Maglio, del sello ERA, cuyos discos se prensaban en Porto Alegre (Brasil), desde 1915 a raíz de la primera guerra mundial, por ser el quinto registro de una serie de veintiséis temas iniciada en 1916.

Héctor López y Enrique Binda publicaron un artículo en los Cuadernos de difusión del tango Nº 16, que dirige Salvador Arancio, en el cual coinciden con Lucci diciendo que los carnavales en cuestión, para los cuales la pieza fue hecha, fueron los de 1916; que a fines de ese año aparece la grabación de Firpo y, al poco tiempo, posiblemente principio de 1917, la de Maglio y, a fines de ese año recién, la de Alonso-Minotto.

Para su sobrina nieta, Rosario Infantozzi Durán, las fechas se sitúan en 1917 y el primer registro fue el de la orquesta Alonso-Minotto.
Nadie pone en duda el hecho de que la orquesta de Roberto Firpo haya sido la primera que ejecutó “La cumparsita” en público. La discusión gira alrededor del año.
El historiador Héctor Ernié (en La historia de La Cumparsita, revista Tango nº 23), es en definitiva, a mi juicio, el que pone claridad a todo este tema. En efecto, él descubre que la primera partitura de “La cumparsita” se editó en Montevideo en la casa Arista y Lena, en el año 1916 y al año siguiente en Breyer Hermanos de Buenos Aires. El pentagrama original era muy rudimentario por lo que recurrió a la ayuda del pianista Carlos Warren, para presentárselo más prolijamente. En abril de ese año, el joven Matos Rodríguez, por intermedio de un amigo, acerca la música al director y pianista Roberto Firpo. Nos dice Legido que Firpo le propuso firmar el tango en colaboración, pero el joven estudiante, todavía menor de edad, se negó rotundamente. El dato de tratarse de un menor no es ocioso, ya que unos meses después, gracias a esa circunstancia, pese a que la editorial Breyer Hermanos le había comprado los derechos de la obra al joven autor, éste los recuperó.

Roberto Firpo, en esa época, dirigía su orquesta en el Café , Confitería y Chocolatería  La Giralda, corazón tanguero de la ciudad de Montevideo, capital de nuestro país,  en la planta baja donde hoy es el Palacio Salvo. Se ubica en la esquina de la Avenida 18 de Julio y Plaza Independencia. Sobre La Giralda agregamos que  en 1884  en Montevideo Don Marcelino Díaz y García, andaluz, instaló una modesta usina en la calle San José, entre Florida y Ciudadela.   En el comienzo de la Av. 18 de julio, en una de las recovas (corredores externos de los edificios) ya se iluminaba el “La Giralda”. Es entonces que el 19 de abril de 1916 el cuarteto Roberto Firpo estrenó allí el célebre tango “La Cumparsita”, compuesto por Gerardo Matos Rodríguez.  El Cuarteto  Alonso – Minotto de Montevideo, en los Estudios Víctor de Buenos Aires en 1917 la vuelven a a grabar y a principios de la década del 20′ “La Giralda” fue demolida, para construirse en ese predio el futuro Palacio Salvo (5 años después).  En 1924, “La cumparsita” era un tema olvidado, pero ocurrió un hecho que vuelve a ponerla en circulación. Sin la autorización de su compositor, Pascual Contursi y Enrique Pedro Maroni, le pusieron versos y un nuevo nombre: “Si supieras”. Esto causó la furia de Matos Rodríguez, originando un juicio que recién se resolvió en el año 1948. Esta nueva versión cantada fue estrenada en un sainete por el actor Juan Ferrari, el 6 de junio de 1924 y después, la grabó Gardel ese mismo año en Buenos Aires y cuatro años más tarde en Barcelona.

En 1926 el compositor le puso otra letra y obligó a la editorial a su publicación oficial. Esta variante es recogida por el tenor Tito Schipa, quien la graba en el año 1930. Muchos años pasaron para que Ángel Vargas, con la orquesta de Ángel D'Agostino, hiciera lo mismo el 2 de noviembre de 1945.                                                                     Canaro comenta que al poco tiempo de estrenada “La cumparsita”, él la ejecuta con su orquesta, pero que tuvo un éxito efímero, y nos dice textualmente: «Pero lo curioso es que al tiempo se repuso en los repertorios, se reestrenó, como se dice en jerga teatral; volvieron a ejecutarlo las orquestas de moda, se hicieron nuevas grabaciones de discos, la empezó a cantar Gardel como uno de sus números predilectos y continuaron difundiéndola cancionistas y cantores. Y así comenzó una nueva era para el inspirado tango, que, in crescendo, fue reafirmando su popularidad y su éxito y alcanzó una difusión y una asombrosa preponderancia sobre los demás tangos de su época, constituyendo un suceso sin precedentes que todavía se mantiene en pleno apogeo, incluida en el repertorio de todas las orquestas típicas. Impuesto también en París y en los más importantes centros de Europa, América y Asia»

Así, por ejemplo: las seis versiones de Juan D'Arienzo, entre los años 1928 y 1971, son diferentes, destacándose la registrada el 10 de diciembre de 1963, que es la más rítmica y lograda; Piazzolla, pese a haberla denostado, la grabó cuatro veces, la primera, en un acetato que no salió a la venta con su orquesta típica de 1946. La segunda, un disco T.K. 78 rpm en 1951. La tercera en 1957 con la orquesta de cuerdas para el sello Music Hall. La última, en el año 1967, con una gran orquesta para el sello Polydor. 

La cumparsita” también llegó al cine. En 1947 se estrena la película dirigida por Antonio Monplet, con el nombre del popular tango, con la participación estelar de Hugo del Carril. Fue además el título que le pusieron en España al film Canción de arrabal, de Enrique Carreras del año 1961.
Finalmente, esta obra tan especial por su espectacular difusión, incomparable en número al resto de los tangos es, en mi opinión, eminentemente instrumental, en apariencia sencilla pero que contiene una melodía atrapante y bella, que posee la peculiar condición de recrearse permanentemente, en una suerte de simbiosis, conforme sea la personalidad musical de su eventual intérprete.