Horacio Santana
Ranqueles. . .
Edición
Artesanal e Independiente
Tus
laberintos, intrincada Argentina argenta, me enderezan la espalda. Me conmueven
tanto. Será de haberte conocido antes de mi hijo.
Argento
quedó él, después de su nacimiento, borronizó
su
empolvada, juvenil, jactancia de mayor.
Las
églogas quieren una respuesta y él mismo se la dio en ti Argentina y como no
supo de loncos, ni de plateros, ni de pozos de agua, yo vengo a trasmitir mis
vivencias,
que
por él he transido y transmito o transvulgo, de mi diario acontecer. Espero no
aburrirlos de mi demencia y no me hagan críticas que estos sanmartines y
sarmientos de ustedes, hermanan a nuestros valerianos y artiguenses
saberes.
Entrada
20-8-2014
En tu
añosa entrada
panza de ferrocarril
hilos de años
tiempo de peso
sobre hierros finos
reverberan y nos reciben
plateando
loncamente
tus arenas
Desmalezas el ganado
introitamente
lanzas chisporroteos
estática
sin lluvia
salina cabezas
mi luna
misma
en tus cielos
sombrea
la rosa de tus vientos
Pez /
A Lili en Huinca Renancó
15-1-2009
(. . . vuelo,
vuelo como pez)
Inflamada la sien
exhorta al tacto
vítreo
Ese pez vuela,
airea la fuente
se mecha entre
óxidos, ácidos
y engendra
vivaces ojos,
absortos de fotos
expositoras
eyectan otra dimensión
entre Huinca y Colonia
en nuestro:
¡más
allá. . .! ¡más acá. . .!
Señales. . .
a nosotros Carlitos
15-1-2009
la
cruz del sur
estrellas que nortean las señales
y
bituminizan inquietudes
entre la treinta y cinco
la ciento ochenta y ocho,
once, doce y diecinueve
¡eclipsó el triángulo!
Equidistantes
ondas energéticas
desde, el tres lados:
¡cruzaron el Plata y el Uruguay!
ondas
entrelazadas,
salvadoras de humanidad
caen sobre nosotros
muestran imágenes;
familiares doctrinas,
y.
. ., desde este lado,
¡señales! ¡cordobeses!
¡. . . . .señales!
están ondeando
banderas juveniles
trenzando, quizá,
un nuevo lazo familiar
Pablo El Afilador
Huinca, un catorce
de
julio de dos mil doce
Aquél
día como impreso
en
papel diario
empecé
ahuecar letras, timoratas,
en
Huinca Renancó.
Horas
de llegadas
vecinos
conjugados en brazados;
de
manos y pies
quedamos
atados
a
nuestra familia,
torno
alrededores, girando
a
izquierda, dos cuadras
separaban
mis ojos de los suyos
Pablo
“El Afilador” quería,
quería
tanto
que
tomar mate conmigo
hubiese
querido!
Sus
ojos, bailoteando,
ahuecados
como letras mías
eran dos brasas
de sus asados pretéritos
sacaba su bastón blanco
y afuera/
desde su alma sincera
exhalaron dos lagrimones
como “pozo de agua
para el hombre blanco”
destrozaron su imaginación
penetrando la damajuana de
vino “Soy Cuyano”
Abrazo, tras apretón de mano,
me dejaron plasmar
letra tras letra
como nudo alambrador
de su querible vida
y mis sentidas emociones.
La Laguna Fornasari
Huinca, un
dieciséis de
julio de dos mil doce
Hemos recorrido lo que
una inundación. . .
nunca es comparable
nuestro viaje
a ello
como la situación medible,
sitúa a nuestros congéneres
entendible es, entonces,
lo placentero
al agobio de ver
agua por meses.
La madre salina
de la laguna
impregnó mis
dedos cincuentones,
los arenales como hoja caduca
muestran huellas
salitrales, Huinca.
La voz ranquel
te blanqueó
y allí como depósito
gutural de un grito, gaviotas,
teros teros blancos,
flamencos rosados,
patos silvestres,
nos dejaron
juncos atados al alambrado,
pensativos. . .
¿Cuánta agua habrá
pasado aquí
Laguna de Fornasari?
Delmar
Cámpora
4-9-2012
Salto de boca
en boca
era el
discurso después del discurso,
tarde, enmarañado
de sábado
algarabía por
fuera y dentro
exclamando
saberes
encontramos en
ti
la bonanza que
defiendes
a ranqueles
triunfo del
territorio sometido
raigambre de
hechos nativos//
y la estufa despedía
ese olor a
mataojo de aquí
ennoblecido
por las fibras de allá//
en tu Cañada
Verde
entroncaste la
viola que no era tuya
pelándote por
decirlo
lo cantaste
así nomás, una
ráfaga de
musicalidad
bravura de
pluralismo
aires buenos
cordobeses
casi pampeanos
exhalabas;
ni un
entredicho, palabras plenas
gorjeos
extremos y quedamos
para otra en
vernos, quien sabe
no en la punta
de tu lanza
tal vez. . .
en una foto en que vos
yo y el tropel
de tiempo nos una
junto a
Ceferino y otros tantos
caciques de tu
intelectualidad!!
Al chañar
24-12-12
Árbol
que solo
te
encuentras entre
el
arenal y la tierra
cuantas
tempestades
deberás
soportar
entre
tus clientes formales.
Se
encuentran:
el
asado ejecutivo,
peón
para churrasquear
pocas
hojas te recubren
tu
esqueleto virginal,
echa
semilla a la tierra:
¡échalas
ya!
¡por
doquier!
ni
relámpagos
ni
fogones
han
tu corazón apagar,
que
el ganado se cobije
bajo
tu durmiente sombra
¡ya
es cantidad!
Entonces:
sabes, noble árbol,
entierra
entre tus raíces
en
profundidad que:
alguna
osamenta animal
por tus ramas saldrá al aire
y siempre
lo agradecerá;
nosotros
los humanos
aprenderemos
a respetarte,
viejos,
duros, solitarios:
¡Cómo
corazón de chañar!
A Huinca Renancó
20-12-12
En un minúsculo
acontecer de años,
meses, días, horas. . .,
Cronos no se devoró a
ninguno de sus hijos,
no extrajo de su vientre
envuelto en piedra a
Zeus. . ., expulsó al
exterior, después de
años y permaneció en
arenillas, volátiles y
circundantes : ¡. . .y
para bien!, a una hija
Huinca, así se llamó y
Renancó la adoptó y
fue para siempre:. . .
Huinca Renancó
Como
ansiaba conocerte
jovenzuela
Huinca Renancó
de
hoy, era menester
de
menesteres, congratularnos
de
ayeres, ojearte, vicharte
en
demasía, con jovialidad
y
esmero, transitar
tus
avenidas de
norte
a sur, de este a oeste
tantas
veces recorridas
por
bandadas de viajeros
que
por trenes que corrían
sobre
brillantes rieles
del
ramal de buenos aires,
hacían
de la estación;
su
paradero.
Historias
tantas que leí
para
informar mi intelecto/
después
que entré adentro,
de
tu seno
me
quedo con la de ranqueles,
austeros,
nobles plateros,
¡pero
otra!
¡quién
sabía!
que
en la nuestra Sudamérica
habías
dotado al primer
comunista
diputado,
allá
por el mil novecientos veinticuatro: digo.
Del
siglo pasado escribo:
¡estas
anécdotas de pueblo!
Igualmente
yo me quedo
con
las de hoy:
mis
consuegros, el Carlitos y la Lili,
mi
nuera fiel compañera, sus abuelos,
su
familia. . . mi hijo:
¡.
. .y vuestra alegre, vecindad!
El
capitulario
risueño
a mi
consuegro Carlos Genre
Al
de los chorizos. . .
2-1-13
Casi
amigo del consuegro
le
caímos una tarde
o
mañana no me acuerdo
como
peludo e’ regalo
al
pegador del estire:
Bartolotta,
el de los chori. . .
conocido
en el Huinca
como
tripero certero.
Éramos el Gabino, el Carlitos
y el susodicho escribiente
de estas frases irrisorias
pa’l que ojee y no reviente!
Le
diré que un halo
de
fino olor
de
aquellos que ni te cuento
impregnaron
mis narices
cual
si tuviera un ungüento.
Entonces me percaté
al mirar pa las alturas
que colgaban de mil palos,
cañas y otros varejones
cien, doscientos,
chorizos, queso e’ chancho
y hasta tripones
todos muy parecidos
a plátanos en ramazones.
La
cuestión no quedó allí,
cuando
mirando pa’l fondo
bajo
un techo y en dos tachos
hervían
unos cocimientos
que
un gordo los revolvía
con
un palo entre las brasas
y
el aroma que irrumpía,
en
el aire ranquelero,
hacían
que mis narices
se
fueran con la cabeza
apuntando
pa los tachos
como
mosca al azucarero.
Las vi brotar de entre
medio de las aguas revoltosas
iban toditas atadas,
un lote de retaconas,
otras finas, estiradas,
¡entonces me di cuenta, eran:!
las infaltables morcillas
que, aunque todavía el color
no las ayudaba en nada
estaban pálidas, rojitas,
moradas, como huevo de ciclista.
Al final el gordo dijo:
son saladas, dulces,
petisonas, amarguitas,
y entre todos los comadrones
que supieron escucharnos,
uno a uno los fui vichujeando,
hasta que en un momento
despedida de por medio
nos fuimos los tres tranquilos
y al mirar por el espejo del
auto que nos llevaba:
Bartolotta, a los gritos
en medio de la calle clamaba:
¡Carlitos, págame los choricitos,
el
tripón, el queso e’ chancho. . .!
Y como vio que no fuimos
se escuchó una puteada
que sin desmayo
cayó sobre mi persona.
¡Qué lo parió al Horacio. . .,
son bravos estos uruguayos!
La inspectora
7-1-13
Sucedió
una tarde fría
en
la calle principal,
como
quien no quiere la cosa
yo
pensé que allá,
en
el último pueblo de Córdoba
ni
mirando pa’l costado
iba
a reconocer,
lo
que acá se denomina:
¡Chancho
municipal!
Y fue nomás,
cuando el auto se detuvo
en una esquina cualquiera
rozándole el pantalón
a la mina en bicicleta
que de ella se bajaba y caminado,
la estacionaba discreta
junto a un árbol
con candado;
y del incidente en sí
ni cuenta se había dado.
Es
así que de repente
cuando
el auto arrancó
y
el semáforo le dio el paso,
la
muchacha de la mano
una
libreta sacó.
Yo
lo miré al Carlitos
y
le dije:
¡Cómo
es la cosa!
no
le pegaste a la moza
de
atropellado nomás!
Es
más, debía decirte:
¡¿No
mataste a una Chancha Municipal
de
pura casualidad?!
El
final, lo voy a contar
pues
nadie lo va creer.
Dimos
unas vueltas,
anduvimos
por lugares diferentes
de
la Huinca Renancó;
estacionamos
en la Plaza
frente
a la heladería, en
un
lugarcito prohibido
donde
los autos salían
de
un garaje para
echarse
al andar,
y
en eso, y en un de repente
cuando
miramos pa enfrente
allí
la mujer cayó. . .
¡Ah.
. ., se creían que era la moza. . .!
¡Nooo!!
era Graciela Nieto,
que
por Faceboook conocía,
de
cierto tiempo atrás
y
cuando me reconoció
paró
su automóvil
y
me vino a saludar, entre
abrazos,
sacudones, de aquella
morruda
mina y
entre
conversa y conversa. . .
Allí, sí: ¡El Carlitos, despavorido,
salió como repelido
por un cohete nuclear!
Era la moza que vino
y lo quería ejecutar
pero el locutor de tele
con esa locuacidad
propia de relatores:
¡se la convenció tanto,
pero tanto, tanto!
¡Que una fotografía,
montada en su birodado
la Inspectora Municipal, posó y se dejó
tomar!
Al Tato Mateo
28-8-2014
Resultó
que un día
muy
tranquilo me encontraba
en
La Colonia uruguaya
dentro
de mi ranchito
qué
unido por una pared
que
hace de sostén
a
una posada
que
tengo
pa’lbergar
algunos
visitantes
que
suelen de todo
el
mundo
allí
llegar
por
ser esta ciudad
Patrimonio’e
la Humanidad.
Me
sonó el teléfono
y como
Bolton salí
corriendo
para atender
Entendí
aquella voz
que
necesitaba venir
al
Uruguay a quedarse
con
sus dos hijos
adolescentes
a vacacionar
unos
días
Les
juro que interpreté
que
mi querido consuegro
era
quien me llamaba
y
le empecé a jorobar
como
que fuera Carlitos
la
voz era igualita
de
tal forma que
como
insistía
le
dije: ‘dejate de joder Carlitos’
le
corté y me mandé
a
mudar a atender
a
otros conciudadanos
que
estaban tocando timbre
para
quedarse a dormir
La
cosa no quedo ahí
al
otro
día
en realidad era
el
consuegro y amigo
que
me llamaba
desde
aquellas tierras Huinquenses
me
dijo, me acuerdo clarito:
¡Ché
dejate’e joder,
te
juro que pa escribir,
pintar,
hasta tocar la guitarra
te
llevo el punto;
pero
pa’ portero,
dueño
de hotel
o
tan siquiera telefonista
en
realidad ¡no te veo!
vos
sabes quién era
el
que ayer te llamó:
¡hermano,
era EL TATO MATEO!!!!