jueves, 27 de marzo de 2014

" GESTIÓN CUTURAL " Reafirmar democracia desde valores sociales. Durante los últimos meses de 2013 realizamos cinco videoconferencias en Sala de Aula Virtual de ANTEL. Y este año 2014, adelantaremos en el tema. Esta es la SEGUNDA

La Segunda Videoconferencia se ofreció desde el Aula Virtual de la ciudad de Durazno capital del mismo departamento, el tema propuesto fue "Fortalecimiento en Capacidades de Cultura: Comunicación, Estrategia, Experiencia" 
Los conferencistas fueron Marcela Flores del equipo de Comunicación  de la Dirección Nacional de Cultura y Paula Mosca Coordinadora del Área de Comunicación del MEC
                                                                                                                                               30-10-2013

Comienza Marcela Flores desarrollando comunicación institucional y corporativa, su seriedad y compromiso. Dice:  Fortalecer capacidades en el área cultural comunicacional y organizacional, es la suma de escritos y factores de comunicación externa e interna. Hacia donde se muestra la institución por nosotros creada en una sociedad. 1) Marco de referencia, misión, visión, políticas. 2) Estrategias creadas 3) Recursos poseídos, materiales, humanos, conciencia, etc. 4) Estructura organizativa, jefe, trabajadores, etc. 5) Funciones a cumplir.                                                                                                                                     De acuerdo a este organigrama, se puede crear una institución con todos los diagnósticos. Desde allí, realizar una implementación. Esta tendrá 1) Investigación y adición 2) Cronograma y programación 3) Implementación de trabajos 4) Evaluación o diagnósticos.                                                                             La realidad con las redes sociales por ejemplo, en el MEC se contrató a empresas especializadas en redes sociales para no quedar fuera del sistema de Comunicación. Se le da un enfoque simplista. Que sectores se dinamizan, como se consulta diariamente. Con empresas tercerizadas se debe trabajar codo a codo. Códigos con valores agregados y un concepto común para todos. Producir bienes y servicios culturales, un ejemplo es mantener siempre una cuenta de twiter, de facebook, o el mismo mail. En cuanto a generar valor agregado, en el año 2007 la Dirección Nacional de la Creatividad en el MEC, creó cuentas satélites,  fueron objeto de estudio, libros, artes visulaes, filmaciones, radio, etc. generando U$ 3.100.000 dólares americanos. Se obtuvieron U$26.000.000 dólares americanos en arte, escenografía, carnaval y danza. La Cultura en Uruguay es el 0,8% del Producto Bruto Interno de Renta per Cápita, en Chile es el 0,9 % y en Finlandia es del 1,3% en las Economías Nacionales.                                                                                     Cada Dirección Nacional de Cultura debe de apoyar el plan de comunicación si es que está bien gestado en la agenda local de cada departamento, debe ayudar a difundirlo,  medir y evaluarlo, encararlo con relaciones públicas, en la comunidad de prensa, etc.
Como herramientas, contratar empleadores, holdings de comunicación, prensa, armado de campañas, difusión, mails, medios audiovisulaes y ver la prioridad del mismo. Gacetillas de prensa con información clara. Boletines electrónicos medidos sin agotar al público, editar breves informaciones, cortos títulos de imágenes, eventos, fotos, logos, etc.
La labor institucional  debe ser para público general con medición de ganar, cotejar con otros eventos.         La difusión, por medio de la web, prensa escrita, oral o televisada. La premisa es 'nunca debe quedar plata para comunicar en cultura un proyecto social'. Afiches,  colores,  diseñadores gráficos, grupos de identidad visual, trabajar en equipo es clave, base de datos actualizadas, mandar a todos los Centros MEC, direcciones de cultura, escritores, trabajar sobre ensayo y error.
Quien fue la segunda disertante Paula Mosca, expresa en primer término, debe de armarse un plan de trabajo, es en ese sentido que uno debe aprender a ver miradas coloquiales, entonces redactar junto a ellos redactar y gestionar proyectos. Entonces, debemos de aprender a realizar un plan de comunicación para que el emprendimiento funcione. 1) Ajustarse a las características de la organización, no ser incoherentes 2) Ser consensuado, no se debe mirar solo en el escritorio 3) establecer objetivos y prioridades, posesionar, amplificar, hacer conocer, difundir 4) Viabilidad de mediano a largo plazo, con lo poco, hacer buenas distribuciones para alimentar la planificación 5) Echado andar, evaluar su funcionamiento y resultados, que pasos debo seguir, plantear criterios básicos, evaluar actitudes de empleados que a veces no poseen información suficiente y eso impacta negativamente en la institución 6) Fijar objetivos 7) Diseñar estrategias, impacto y transformación 8) Exponer a grandes rasgos las vías y medios para conseguir las metas.                 9) Establecer pautas que permitan evaluarlo 10) Planificar relacionamiento y objetivos que se quieren lograr 11) Dar a conocer, poner en comunidad, comunicar.                                                                             Estrategias de organización, pretensión de llegar a líneas de acción. Sortear situaciones adversas.                   El plan debe tener etapas 1) Partir de análisis de situaciones para diagnosticar, organización, recursos humanos, disponibilidad de equipos, accesibilidad temporal  2) Definir objetivos, idea, proyecto, historia, cultura y personalidad, verticalidad, moderno, activo, no ser complejo o burocrático, plazos bien definidos.  3) Identificar los públicos potenciales,  grupos destinatarios y precisos, mensajes 4) Diferentes ejes de comunicación con frases cortitas y al pie, realizar planillas por ejemplo en excel con un a matriz de la comunicación, con lenguaje adecuado, con recursos internos y externos, con supervisores, control evaluaciones, etc. 5) Campaña, acotada en el tiempo con un plan de publicidad en diversos medios, TV, radio, escrito, definir horarios, rentabilidad, ranking de soportes, negociar presupuesto y duración para cada período. Entender que las políticas en Gestión Cultural, son diferentes en el Interior del país que en Montevideo.                                                                                                                                 Agradeciendo terminó su conferencia, respondiendo las preguntas realizadas por  Rocha Fortalecimiento para todos, Maldonado el material cuanta en la red. Florida procurar poner una obra en la red. Maldonado llegar al público con una velocidad cultural. San José coordinar Centros MEC mejor a los actuales. Trinidad  posibilidad de poner ne radios a la noche, programación cultural.

martes, 25 de marzo de 2014

" GESTIÓN CUTURAL " Reafirmar democracia desde valores sociales. Durante los últimos meses de 2013 realizamos cinco videoconferencias en Sala de Aula Virtual de ANTEL. Y este año 2014, adelantaremos en el tema



"Políticas Culturales Desarrollo y Perspectivas" Primer Videoconferencia desde la ciudad de Artigas capital del Departamento del mismo nombre, para todas la Aulas Virtuales de todo el país. 
Conferencia realizada por el Señor Director Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura Sr. Hugo Achúgar.
Después de su agradecimiento por la concurrencia a nivel nacional, la premisa que desarrollará en el comienzo del ciclo, es:  intentos de fortalecer las capacidades culturales.  La idea es descentralizar. La política puede tener una expresión en el orden departamental y nacional. Pero hay instituciones privadas que pueden llevar la gestión adelante. Trabajaremos estas políticas desde el estado, sin olvidarnos que los dineros otorgados para la cultura deben establecerse de acuerdo a prioridades y repartirlos. con políticas culturales se incluye a todo el mundo. El estado debe pensar en todos, en los reclusos, en los soldados, psiquiátricos, gente de la tercera edad, etc, etc. Esto se debe al Tratado Internacional Declaratiovos de los Derechos Culturales del  Hombre que se destacaron en el año 2005 por medio de la UNESCO. Respeto, heterogeneidad cultural es lo que debe primar. Bolivia es un estado Plurinacional y Pluricultural. ¿Puede existir un estado como el nuestro con música clásica y sin payadores? En políticas culturales, no se pregunta: ¿de qué raza eres, que opción sexual posees, que filosofía o políticas tiene usted? 
En Uruguay, se apoya el carnaval, pero también se está llevando adelante un festival de cumbia villera. Se ha llevado adelante, inclusiones como los hurgadores de Montevideo a quienes se les dio posibilidad de realizar un videoclip o los reclusos de Guichón. Siempre se debe pensar en 100000 habitantes dentro de una disciplina cultural para que salga uno.                                                                                                           En nuestro país, no existen políticas de enseñanza en Gestión Cultural ni a nivel secundario ni terciario. No obstante, existen algunas entidades privadas, bancos, alguna universidad privada que otorgan a cursillos  dictados, diplomas en acreditación de ello. Igualmente, recién estamos comenzando con algo en la enseñanza aunque llevará algún tiempo más desarrollarlo intensivamente.                                                 Debemos de aprender a desarrollar proyectos culturales. Ejemplo los fondos Concursables en Montevideo y Regionales en otras partes del país.  Proyectos de gestión no deben faltar, junto a un diseño que pueda llevar al centro barrial o a un pueblo a desarrollarse culturalmente. Esto implica, idear, innovar, sacar costos, logística, comunicación, programación, etc. En esto se debe sumar y hacerlo entre todos, en la evaluación va el éxito o el fracaso, las fortalezas o debilidades de futuro, ver que se hace.  Hay eventos que se consolidan cien y otros cinco años, no debemos confundir un cumpleaños de quince que es solo una vez con la manutención de eventos en el tiempo. Hay que institucionalizar proyectos, hace tres años no había Premio Nacional de Música, se debe atender a un Cine coimo a alguien que quiere grabar un CD. "Los más infelices sean los más privilegiados". Rada y Ross ya tienen sus propios estudios, a ellos hay que atenderlos, pero también a los que menos tienen. La cultura genera empleo, exportación. Nosotros hemos generado Usinas en donde se pueden incluir premios.                                                                                                             J P Calle, es un rapero de Artigas, se le hizo un CD (se muestra en ese momento algo de su trabajo discográfico), como estado, lo atendimos, él se presentó en una de esas Usinas generadora de Cultura a que hacía referencia.A eso es a lo que tendemos.                                                                                               A continuación se le hicieron preguntas desde las diferentes aulas virtuales del interior del país. El Señor Director de Cultura contestó a cada una con cordialidad y afecto.                                                                 Comenzó Paysandú con la inquietud de una Ley Nacional de Cultura.                                                           Siguió Punta del Este (Maldonado) referenciando sobre los recursos que se necesitan para desarrollarse al mundo, considerando que no hay fondos económicos en la Dirección de Cultura del MEC y en el propio Ministerio, pero si hay políticas de canjes, por ejemplo.
Luego Tacuarembó trasmitió la inquietud de insertar a la cultura como derecho básico, sensibilizar a personas y capacitarlas.
Desde Melo capital del departamento de Cerro Largo, Dani Vidal afirmó que sin cultura nada, solo ambiciones personales, la política debe insertar asesores dignos y así reformular cultura a los políticos.
Canelones se hizo presente, pues necesitan saber quienes coordinan las Usinas y por qué no se gestionan mejor en Comisiones.
Por último Colonia aportó lo suyo diciendo que estamos trabajando y reflexionando para la gestión cultural.

sábado, 22 de marzo de 2014

Este libro fue realizado a pedido de mi gran amigo MIGUEL IRRAZABAL " El Orejano " consideré un testimonio de real valía para aquellos de la cultura uruguaya

Anecdotario del Oriental
Miguel Irrázabal







“ El Orejano ”

Testimonio de un luchador social por tierras sudamericanas
Miguel, yace en un submundo de parcialismo social al que normalmente la “gente” denomina: este tipo esta loco.
Pero Miguel los sigue mirando desde la perspectiva doctrinaria de un tipo que en el contexto generacional en que se instruyó, nunca dejó el hilo conductor de las sociedades del momento en que se basó para su subsistencia.
Es ante todo un ejemplo de vigor mental, pues con ese argumento como el hombre antiguo, sólo y con su especie detrás abrió la frontera de los escaparates de su copiosa y abundante vida dejándola fluir con constancia y esmero a voluntad.
Es esa voluntad que esmirriada y profusamente lo pone en el plano o estadio psicológico social de persona donde los demás seres lo miramos o con profunda extrañeza o con  deliciosa admiración de causa.
Yo me encuentro entre estos últimos. Nos conocimos en su rancho del que hablaremos más tarde, le dije al conocerlos después de unas horas: cuando pueda voy a escribir un libro con tus andanzas. La causa mía siempre se disparaba por un lado u otro. Pero la suya, admirable, y no creo ser reiterativo, se me subió a los hombros lo escuché tres horas sin parar de grabar, me hizo ella comprar un nuevo grabador a las diez de la noche y la causa siguió, erguida, enhiesta y aquí está.
Leyendo sobre Antropología, el investigador social Pertti J. Pelto, entre los postulados de la Antropología dice: ‘No conocemos ciencia que hay descubierto hasta ahora ningún tipo biológico humano sobre el que no influyan experiencias vitales y condiciones del medio ambiente. Se observan en los diversos grupos de población, actitudes, inteligencias y demás características psicológicas, que se pueden explicar mucho mejor como patrones aprendidos de cultura que como rasgos biológicos hereditarios. La tendencia natural del individuo es considerar su propio género de vida como el más razonable y natural. Ningún sistema permanece estático y cualquier cambio verificado en un  patrón de conducta induce generalmente a otros cambios dentro del sistema. Entonces, es posible, que cada uno de los miembros poblacional, puedan saber las reacciones que suscitará en los demás con los actos que realiza’.
Presten atención a esto último pues es en base a ello que estimo que Miguel se ha movido en ese lugar social y que con esmero y voluntad se ha querido mostrar para, desde su perspectiva realizar el bien social, no importándole, siquiera su propia integridad física. Ustedes leerán aquí su historia de vida. La que creí, que es un elemento más que satisfactorio antropológico para discusión de aquellos, que pudieran reconocer en él esos valores culturales que él detalla y que no tienen desperdicio.
Miguel creyó justo vivir en un contexto un poco alejado de la gran urbe. Como yo le denomino, poblado como: ‘diamante en bruto sin pulir’. Villa Soriano a orillas del Río Negro, cincuenta kilómetros al sur de Mercedes capital del departamento de Soriano lo acogió hace más de diez años, allí está dejando su vida. Y los pobladores del lugar empezando a entender que la lucha social se puede encumbrar desde cualquier pequeño espacio de la patria.
Voy dejando espacio para que “El Orejano de Villa Soriano” o “Miguel El Artesano” pronuncie sus propias palabras desde este humilde reconocimiento que le he dedicado.
                                                                               
                                                                             Junio de 2008                          
                                                                                      El Autor


                                           Todo lo transcripto, es textual de grabación realizada el
6-5-2008



-    Miguel Ángel Irrazábal Belquiar. Que te parece hacer 
      un dialogo ameno para que la gente entienda, lo que 
      fue tu vida tan errante y copiosa en vicisitudes. 
-          Claro muchacho. Estamos charlando y haremos un dialogo ameno
-          Bueno dale, cuéntame algo entonces, de lo que ya habíamos hablado en Villa Soriano.
-          Sí, cuando nos encontramos, me preguntaste:
      ¿“Miguel El Artesano”?, y yo te dije “El Orejano”.        
      Pues así como tal me identifico, desde la primer frase
      hasta la última, así actúo, así pienso y así me expreso. 
      Como Orejano, como dueño de mí mismo, sin 
       ataduras, sin prejuicios y sin dueño
-          Solamente los dueños de tu vida: tus padres
-          Pienso que tampoco, pues cuando tenía diecisiete años. . .
-          No. Pero, hacía referencia a tus padres biológicos aquellos que te dieron la posibilidad de vida. ¿Nacido en. . .?
-          Maldonado, el once de enero del año mil novecientos cincuenta y dos. Allí me formé, me eduqué en un colegio católico apostólico romano de monjas y luego realicé hasta segundo año de UTU (Universidad de Trabajo del Uruguay) siempre en Maldonado
-          ¿Y en qué orientación?
-          Mecánica, primer y segundo año
-          Así que a los doce o trece años, más o menos, ya eras libre. . .
-          Si. Si. . ., por razones de pobreza o económicas como se dice hoy día, tuve que empezar a trabajar. Atender a mis hermanos más chicos, pues mi padre daba comienzo a su trabajo desde muy tempranito hasta alta horas de la noche
-          ¿Cuántos hermanos. . .?
-          Cinco. Uno mayor a mí, yo y tres más chicos
-          ¿Todos varones?
-          No, la última es mujer. De todos ellos, tengo uno desaparecido en el año mil novecientos setenta y nueve en Buenos Aires. Yo estimo que el comienzo de mi trabajo fue en casa, como te decía, atendiendo y haciendo de comer para mis hermanos. Durante el día. Pues a la noche vendía diarios en el centro de Maldonado desde las veinte a las veintitrés horas mas o menos
-          Diarios como Del Plata y Acción
-          Efectivamente. Como te acuerdas. También El Diario, eran los tres diarios de esa época, nocturnos. De allí fue, como que le tomé el gustito a ganarme la vida y empecé a trabajar doce horas en la noche en una pizzería.
-          Un adolescente muy precoz.
-          Sí. Tenía catorce años. Fue en Punta del Este, la mayoría de las veces haciendo la temporada como decimos. O en otras oportunidades en Cafetería La Fragata que todavía existe. En el hotel Península entré como filetero. Siempre trabajando. Mi infancia fue de trabajo, pero nunca fue desatendida a nivel educación. Desde niño, te diría muy niño, recibíamos los juguetes de mis familiares que estaban económicamente muy bien. Ellos vivían en Montevideo y todas las fiestas y en reyes recibíamos los regalos y nos hacían llegar encomiendas grandes con las que pasábamos las fiestas. Y cuando las abríamos, los obsequios eran libros. Y mi madre a los dos hermanos mayores nos cultivaba el intelecto, a la cinco de la tarde nos hacía escuchar la radio del Sodre, allí se pasaba música clásica, como lo sabrás.
-          ¿Estarás agradecido?
-          Mucho. Como ves estas pequeñas grandes cosas, no se olvidan jamás. Fui tan bien formado que así lo acepté y lo asimilé. Esto, me ha llevado a qué me pueda sentar frente a un presidente en el mejor hotel del país o frente a un hombre que vive en la calle y dialogar con cualquiera de ellos muchas horas corridas. No sólo ello, también puedo compartir un pan de él o mío con esa persona sin inconvenientes.
-          Claro, entiendo esa formación tan académica que tuviste, como también la de darle de comer a tus hermanos. Sin duda es la guía que te ha quedado como para decir sigo adelante por la vida y por un camino determinado Y ese camino se empezó abrir en esa ventas de diarios, en esos trabajos que de tan joven realizaste. Y hasta qué edad trabajaste de manera independiente, sólo y haciendo experiencia.
-          Hasta los dieciséis años, empezaron conflictos en mi casa, yo que tenía inquietudes, buscaba otro tipo de libertad, no aceptaba las limitaciones de mis padres. No siendo un rebelde sin causa, no, inquietudes propias del adolescente quería conocer otros tipos de vida, otras localidades, otras ciudades más allá de las fronteras del departamento de Maldonado.
-          ¿Te fuiste?
-          No. Sabes, en mi casa empezó el problema de alcoholismo, por parte de mi padre e internas en el hogar de ellos. Lo único que tengo que reconocer es que nunca le levantó la mano a mi madre, pero. . . con ese problema, se terminó todo esto en una separación de ellos. Y eso creo fue como un aliciente para mi independización. Me trasladé a Montevideo, anduve en cantegriles. Llevé una vida allí. . . no digo de delicuencia, pero rozando los límites de lo legal
-          Si un ambiente no muy real. . .
-          Sí justamente, ese ambiente te lleva a que te integrás con otras personas, donde habían enfrentamientos de un cantegril contra otro. Veíamos la autoridad, es decir, la policía como un enemigo y te vas formando en eso.
-          Por lo que me decís, ya estabas entrando a los dieciocho años.
-          Sí. Exactamente
-          ¿Y en que lugar, en qué cantegril llevabas tu vida adelante?
-          En el cantegril de Malvín, que hoy día ya no existe más. Bueno este lugar, o parte de el,  pasó a ser hoy lo que hoy día conocemos como Barrio Borro. A este Barrio, mas tarde vuelvo, pero ya con mi pareja formada y vivimos allí cerca de un año y pico. Hasta que nos dimos cuenta que no era ambiente para nuestras pretensiones ni inquietudes, no queríamos vegetar ahí. Un barrio que me había dado esa formación y que la había adquirido es decir allí, se considera, no todos, pero la gran mayoría que el enemigo de ellos, es la sociedad. Y no es así, la sociedad es quien te permite encontrar trabajo y efectuarlo. Uno después se da cuenta que no se puede pretender que toda una sociedad se adapte a vos. Pero si hacerle entender que vos el único delito que quisieras cometer es ser libre.
-          Eso es bravo
-          Si muy bravo. Y a mí me costó, pues en una época ese tipo de sistema o sociedad no nos permitía principalmente a los artesanos, en aquel entonces éramos sólo treinta y siete, usar por ejemplo los hombres una caravana en la oreja. Pero es la historia de la ciudad. Llevó mucho años hacerles reconocer  tu trabajo artesanal pues en realidad en aquellos años. . .
-          Mil novecientos sesenta y nueve, setenta, setenta y uno.
-          Ahí está. Aún allí yo no me había comenzado hacer artesano, ni hippie, ni cosa por estilo.
-          Pero se estaba gestando en ti esa inquietud. Y la base tú mismo la estabas gestando inconsciente o conscientemente.
-          Claro, siempre desde mi adolescencia manejé un grito de libertad. Esto no quería decir que yo fuese distinto a los demás, pero sí que se me respetaran aquellas ilimitaciones que yo me quería imponer de ser algo distinto, de aquel rebaño que va todo el mundo para el mismo lado. Es decir que si en ese momento la moda era usar la cabeza rapada, todos se rapaban. . . Entonces yo no, siempre, inconscientemente inclusive veía que hacía cosas distintas a los demás. Caminaba con lentitud con otra formación, no me apresuraba por nada, no quería meterme en esa vorágine de gente que sentía que no era para mí. No lo es hoy tampoco. Aunque hoy te lo aceptan más
-          Bueno hoy se procura, con todas la demostraciones que nos da la vida, que uno mismo lleve un ritmo de vida menos alocado, más tranqui. . .
-          Sin chocar, tratar de caminar junto a ese sistema, pero con tu propia libertad.
-          En un momento determinado, se encendió la lámpara y empezaste dentro de ese núcleo de gente dentro de los cantegriles, gente que quería la libertad; tú mismo buscaste tu propia libertad y te fuiste alejando de ese ambiente
-          Si por supuesto, me aparté totalmente y el puntapié fue que tomé la decisión de irme a Brasil a conocer. Ahí empiezan mis primeros pasos como hippie, pues yo tomo conocimientos de artesano muchos años después Yo quería esa libertad, entonces como había sentido nombrar a Brasil como un país muy libre, muy distinto a nuestra sociedad uruguaya. Y para allá arranqué, sólo, sin nada, viajando, conociendo.
-          ¿Y cómo fue ese viaje?
-          Haciendo dedo hasta la frontera Chuy, de allí crucé a Brasil. . .
-          Sólo
-          Sí, viajé así casi cuatro años. Sólo. Llegué hasta Manaos, parte de la amazonas. Recorriendo cuanta ciudad podía. En esos lugares me quedaba, una semana o tres días en otro. Según las oportunidades que se me brindaran, eso también me llevó a formarme aún más como persona
-          En esta etapa de tu vida, con dieciocho años cumplidos.
-          Si, mayorcito de edad
-          Sin pasaporte
-          ¡Sin nada! Solo la cédula de identidad. Pero. . ., no sé tuve un don muy especial que nunca se me complicó nada en mi estadía en ese país.
-          Era bravo en aquella época viajar sin documentación. No era igual que hoy, que con cedula uruguaya entras en toda América del sur casi sin problemas diplomáticos, como turista entras en cualquier lugar; peor en esos años. . .
-          En aquel entonces había controles muy estrictos, inclusive en frontera se te pedía cierta suma de dinero para entrar al país. Debías demostrar que tenías cierta solvencia económica para permanecer allí.
-          ¡Y vos eludiste todo eso?
-          ¡Ah! Yo tenía todos esos esquives. Lo hice para pasar la frontera, sin equipaje prácticamente,. Me tomé un ómnibus en el Chuy y de allí saqué un pasaje hasta Santa Vitoria do Palmar y en vez de bajar allí, me bajé antes y en la carretera, empecé hacer dedo y anduve los caminos sin problema. Es más, te diré que llegué en Porto Alegre a pedir en una comisaría para dormir. Esas circunstancias las hice varias veces.
-          Y el sustento, de qué vivías.
      -  El sustento fue lo que medio formación en el trabajo, muy pocas veces y cuando no me lo permitían no retribuía lo que me daban. Pero yo siempre o durmiendo una noche en una casa, en un comercio,-          donde golpeara la puerta ese día a cambio de una comida y quedarme yo trataba de dejar algo de mí realizando algún trabajo. Sea en un restaurant que te dieran de comer, me ofrecía para limpiar baños después que cerraran, para arreglar un depósito con casilleros vacíos. Si era una casa de campaña pedía prácticamente que insistiendo que me permitieran hacer algo. Es decir comportarme bien conmigo mismo para ver satisfecho aquello que me había ganado. Era también una manera de forjarme yo como persona, como hombre de bien, de no perjudicar a nadie y no ejercer la mendicidad.
-          Y qué trabajo especifico te acuerdas en alguna casa de campo.
-          Picar leña, pedía que me despertaran temprano para acompañar a la gente que iba a ordeñar. Yo trataba de dar de mí algo. A cambio de esa buena voluntad de la gente de darme comida, alojamiento
-          Y buscando el océano siempre o infiltrándote al interior
-          Para algunas cosas. En realidad esto fue lo que me llamó la tención toda la vida. Es decir, ya sea un pequeño pueblito de la costa, un balneario, yo siempre tenía que ir buscando costa. El agua siempre me llamó la atención. Hasta el día de hoy, no sé si es un don especial, o por que fui creado y formado contiguo al océano, junto al mar en Maldonado. Es evidente que hay un distintivo en mí que me lleva a vivir en las orillas ya sea junto al mar o junto a un río.
-          A partir de esto podríamos dar nombres como playas de Torres. . . Capao o playas del estado de Río Grande do Sul, Porto Alegre, Florianópolis, San Pablo
-          Yo les decía a las grandes urbes, la ciudades de cemento. A estas yo les disparaba, trataba de pasarlas de largo. Si me agarraba la noche en una de esas ciudades, me quedaba pero trataba de dormir en un banco de plaza, les esquivaba. El plan era si de nochecita me agarraba cercano a ellas, o me quedaba antes o trataba de cruzarlas esa misma noche o pedía alojamiento fuera de esas ciudades. Era algo que. . ., no me asustaba, me oprimía y me mentalizaba que era muy pero muy difícil que alguien diera lugar para dormir, para comer algo en fin. Son sociedades muy cerradas donde ello siempre pretenden algo a cambio. Con una mano te dan y con la otra te la estiran a ver si se cobran de alguna manera.
-          ¿Y en los pueblitos de pescadores? Por lo poco que conozco ellos quieren la misma libertad que quieres tú. A su lado encontrarás siempre comida y un vaso de algo. También donde dormir. . .
-          Es cierto.
-          Y en el campo igual - Verdad Miguel
-          En el campo igual, son hospitalarios, dios mío. Yo en ese sentido tuve suerte todo lugar que golpeé en el campo siempre me atendieron. Un día me tocó quedarme en un rancho de un matrimonio viejito. Fui muy bien recibido, jamás se me cerraron las puertas, siempre te ibas con tu bolsito lleno de comida para el camino. Con ellos me quedé como una semana, le piqué leña para varios días, muy viejitos ellos, y me habían echo el día antes dos cabezas de cordero al horno y me lo picaron para que lo llevara tipo fiambre y puñadito de monedas que me alcanzó para un buen trecho de camino.
-          ¿ Y dónde fue eso?
-          Fue en Aceguá del lado uruguayo antes de salir del país. Ellos lloraron mi partida, pero yo les había prometido volver. Y a los años volví por ahí, me acordé de ellos y fui al ranchito. En pleno mediodía golpee las manos y salió un hombre alto, muy parecido a esa persona que yo había conocido, lo confundí le dije quien era, me le presenté de nuevo y me contestó: “Ah, no, ese era mi hermano, murió hace cinco años y la señora mi cuñada, la llevaron los hijos para Melo” Bueno y me quedé con la promesa cumplida pero sin que él la pudiera vivirla. Son de los dolores que te llevas de por vida, me quedé pensando siempre que tristeza habrán sentido cuando pensaron este hombre no cumplió con lo pactado. Pues la gente que vos pasas por la vida de ellos, no saben que vos los llevas en el alma por el resto de tu vida. Porque vos te fuiste formando como hombre gracias a esos personajes
-          O tal vez sí piensan que te ayudaron a formar
-          Si pero la mayoría piensan que . . ., mira cuando vos te despedís te das cuenta en el gesto, en la mirada de ellos y te dicen: “mire hermano, no se comprometa amigo que usted no sabe si va a poder realizar eso”
-          Así que San Pablo te lo pasaste por arriba caminando
-          Bueno allí estuve viviendo casi un año. En la misma ciudad en pleno centro. Allí conocí la marihuana, me metí y me metí feo. No en contrabando, ni en tráfico  ni nada de eso. Empecé a fumar y mucho y al año era tanto el delirio por culpa de la marihuana que me di cuenta que me estaba yendo, estaba perdiendo mentalmente. Vivía en una sola locura y al año estaba mal. Entonces me dije bueno, ya está me tengo que ir.
-          Decía la semana que viene sí, me pongo las pilas y arranco, tiro todo y me voy. Y así estuve meses con ese pensamiento y volvía a caer.
-          Qué edad tenías en ese entonces
-           Veinte años. Bueno, un día, me fui a la rodoviaria  que me quedaba cerca de donde yo vivía, solo con lo puesto. Era la hora veintitrés y pregunté si tenían pasaje para Buenos Aires, me dijeron que sí. Enonces pedí un pasaje con ese destino y yo le dije para hoy mismo, entonces me dijeron que había ala hora trece del otro día y bueno, lo compre y así fue la única foprma que me despegué de esa ciudad y mi problema.
-          ¿Cómo te ganaste los mangos para pagar el pasaje allí en San Pablo?
-          Yo vivía con un matrimonio amigo que conocí aquí en Uruguay pero que eran brasileros. El allí tenía una venta de autos de segunda mano y compraba nuevos, en fin, estaban muy bien económicamente, inclusive me habían alquilado un apartamentito para mí y yo les ayudaba en la cochería, en mantenimiento y limpieza de las unidades, pero lo hacían más por amistad y dejarme ganar esos pesitos para mi supervivencia. En realidad, ellos no tenían necesidad de poner un empleado. Y para mi era un orgullo, pues era la manera que me gustaba que se me abrieran las puertas
-          Y cuando te despegaste, el arribo a otra ciudad inmensa Buenos Aires.
-          No te vas a reír. Me bajé en Paso de los Libres, me quedé allí tres días. Entonces. . . me volví, por qué. . . claro, yo no tenía referencia donde ir a parar a  Argentina. Mi ilusión fue siempre conocer Brasil.
-          Pero. . . retornaste a San Pablo es muy loco todo esto
-          No, no, ¡Estaba loquísimo! Me mandaba cualquiera y sin razonarlo mucho. No lograba despegarme del manejo que estaba haciendo la marihuana sobre mí. Después fumé muchos años más hasta hace unos dieciocho años atrás, donde seguí fumando toda mi vida pero después que aprendía a controlarla. Es decir fumaba cuando yo consideraba que quería hacerlo. No por qué el organismo me pidiera un cigarro de marihuana
-          Es decir antes eras un adicto . .
-          Aprendía a educarme en ello, en la marihuana. Los que son vicios uno debe aprender a manejarlos sin que el te maneje a ti.
-          Bueno algún otro tipo de droga también consumiste después de haber pasado tanto.
-          No. Nunca. Al contrario, cuando más me compenetraba en el mundo de la droga, mas daño he visto,  por medio de esas drogas químicas, como LSD, heroína y hasta la cocaína mismo, inclusive hasta con los psicofármacos, todo una porquería. Yo he visto buenos amigos míos, excelentes personas, llegar a drogarse con keroseno tibio, feo hasta inyectarse aspirinas disueltas en agua. Toda la inmundicia que podían eran lo que consumían, pero terminaban todos ulcerados y hasta les llegaba la muerte. Nunca pero nunca quise tocar nada fuera de la marihuana, inclusive me asustó ese mundo, ese mundote la droga sin control, pues allí he visto mucho daño. Por qué también te diré vi mucho daño por culpa del alcohol
-          Si, las otras son ilegales y esta es legal junto al cigarro pero su destrucción, también es masiva.
-          Exactamente, aunque pienso que el cigarro te destruye a vos y el alcohol destruye familias, la habilidad de una persona, te convierte en nada
-          Si un tema apasionante. Muy complicado, principalmente en el mundo en que nos ha tocado vivir. Creo que es importante como para que especialistas en el tema lo disciernan. En mi concepto personal, estimo que deberían de ser todos estos vicios legalizados, es decir libre, que cada uno tenga discernimiento sobre su propio ser. Es muy personal lo mío.
-          Pienso igual que tú.
-          Y retornando al tema. Que pasó en tu retorno a San Pablo.
-          Volví a Uruguayana y de allí a San Pablo
-          ¿Siempre a dedo?
-          A dedo, nunca subí a un ómnibus pasar nuevamente por esa ciudad tan gigantesca tan industrial y todavía en las condiciones que me encontraba siempre fumadísimo. Intuía que no era para salir caminando y atravesar la ciudad y poder partir por la mía por una carretera
-          Se te habían acabado las fuerzas
-          No obstante llegué de mañana temprano me acuerdo y durante todo el día atravesé la ciudad de un lado a otro. ¿O no? Creo que me quedé a las orillas de San Pablo antes de cruzarla. Sí eso fue. Al otro día me caminé todo y la crucé entera y proseguí la ruta que sigue para el lado de Río de Janeiro. Buscaba playas y siempre evité de irme al centro, estuve nueve días allí. Viviendo en un quilombo de prostitutas, me daban para dormir ellas ahí de noche en sus habitaciones, donde de noche trabajaban y de día dormían ellas y yo salía a encarar el día por la calle. Me ayudaron muchísimo. Aunque no quieran creer fue así
-          ¡No por favor!
-          Siempre tuve suerte, la más humilde era la que me abría todas las puertas. No sé, considero que yo tenía un don, pienso que era el que iba con la cabeza abierta y sana no iba pensando haber que puedo hacer que me puedo llevar, o si acá puedo robar, o si acá puedo explotarlas a esa personas que me abrieron las puertas. Entonces pienso que vivir con esa filosofía así es colosal. Es pensar, avanzar y seguir adelante y conocer principalmente. Ojo, no era ningún santo ni lo soy hasta el día de hoy pero tenía esa mentalidad creadora y querer aprender de los demás. Entonces eso me abrió todas las puertas. Nunca tuve problemas en carreteras, nunca quedé tirado en ellas.
-          ¡Quilombo grande! (Risas)
-          ¿Cómo dices?
-          Es decir no era un  quilombito chico
-          ¡Ah. . .! Más vale, si con profesionalidad, muy bonitas mujeres, donde se laburaba y se laburaba en grande. Excelentísimas mujeres y con un respeto.
-          ¿Te acuerdas de alguna chica de forma especial, o todas compañeras?
-          Si. Si eran como un grupo de amigas.
-          Es decir vos por tu camino y ellas por el suyo.
-          Efectivamente, aunque no quieras creer, así fue mi  respeto para con las compañeras. No voy a negar que siempre algo se da, una atracción, pero preferí irme con ese silencio. Sin que pensarán que tras de todo lo que me habían dado, las puertas que me habían abierto y mañana dijeran que las utilicé como una mujer. Me parece que no era de caballero formal.
-          Siempre limpio.
-          Claro esa fue la limpieza que traté de mantener en mi cabeza
-          Son pocos los caballeros que saben reconocer que ese trabajo de las chicas es un trabajo profesional como cualquier otro.
-          Si inclusive me sirve hasta hoy día, ese respeto hacia la mujer. Tuve millones de oportunidades, supe tener mucha facha cuando era joven. A mí en Brasil, me decían ‘Oyhalá, pues tenía el cabello tan rubio color oro. . .
-          Pelo largo y barba.
-          Si, por supuesto, pelo muy largo. Y la gente me saludaba y me gritaba por la calle como que reconocieran a Jesús. Me decían: ‘Oyhalá, como vai tudu bein’, en la calle era muy conocido, a pesar que tuve encuentros muy fuertes con hombres de mi ambiente. Ellos se pelean conmigo respecto de mi filosofía de vida. A la mujer nunca la tomé como un objeto sexual, si yo y ella teníamos algo era por que sentíamos ambos una atracción o algo especial. Si una mujer ser brindaba como amiga, por más que gustara, por más que mi interior supiera que si la hablara para tener sexo sabía que la respuesta podía ser sí, prefería partir de ese lugar donde estaba sin decir nada e irme con el pensamiento de lo que podría haber sido y no fue pero quedar con eso tan bonito. Hoy día, jóvenes de ese entonces me han encontrado nuevamente y me presentan sus hijas de dieciséis o diecisiete años y le dicen el hombre que soy. Y ese es mi orgullo y esa es una ayuda de vida y que no actué equivocado viviendo así.
-          Una historia muy fuerte que hace puedas seguir resistiendo. Tanto que también pude saber anduviste por el puerto de Santos.
-          Efectivamente. Allí creo me quedé unos once días mas o menos.
-          Bueno Miguel pero coincidiremos en que no es lo mismo las grandes ciudades a un gran puerto, como lo es Santos.
-          Es un lugar esa zona portuaria, donde se encuentra gente de trabajo que no está tan en la vorágine de lo económico ellos, llevan una vida como uno, un trabajador más. Allí, encuentras más humildad, en el sentido que encuentras el ideal tuyo. Puedes ver al que te admira por tu libertad, pero que sus condiciones dentro de la sociedad familiar no le permiten gozar de esa libertad que tienes tú. Al llegar, el primer día, pedí para  pasar la noche hablé con los muchachas del ambiente y enseguida se pusieron entre ellas a las órdenes, no me dejaban faltar nada, comida nada.
-          Y vos siempre de día recorriendo.
-          Claro, caminaba las costas, por la ciudad, hasta que partí nuevamente, siempre recorriendo cuanta localidad chiquita encontraba
-          Miguel y siempre trabajando en algún lado.
-          Siempre. En la lucha y tratando de mantener esa dignidad que me permitía intercambiar mis trabajos a cambio de algo. Cortar el pasto en un jardín, blanquear una casa en sus paredes exteriores.
-          Y para dónde  proseguiste tu camino
-          Hacia Manaos, allí llegué al estado de Pernambuco. Viví casi te diría en el Amazonas. Allí me quedé casi cinco meses. Me integré a diversas sociedades siempre estando en distintos pueblitos, cinco días en un lado tres días en otro
-          Siempre a distancias prudenciales de la urbe
-          Si podríamos llamarlos pueblitos satélites
-          Y compañeras, compañeros. . .
-          Sí, sí muy rica experiencia
-          ¿Nunca te dedicaste a la artesanía allí?
-          No, nunca, me gustaba el mundo de la artesanía pero nunca la llevé a cabo hasta varios años después
-          En ese momento tendrías veintidós o veintitrés años.
-          No .Yo volví al Uruguay a esa edad así que tendría. . . veintidós años. Regresé a la casa de mis padres directo desde Manaos
-          Y cómo regresaste.
-          Siempre a dedo. Inclusive una vez me llegaron a dar plata en Porto Alegre, es decir me sacaron el pasaje hasta Montevideo y vendí el pasaje y con esa plata me sirvió casi hasta llegar a Uruguay perfectamente. Demoré varios días como te imaginarás. Encasa de papá, estuve un año con ellos
-          Y como fue ese reencuentro
-          No me aceptaron. Mi padrastro no quiso aceptarme.
-          Tu mamá había reencauzado su vida con otra pareja
-          Si antes de irme ella había resuelto su vida de esa forma. Igualmente, yo me quedé a pesar de ese rechazo. La primera vez me hizo recibir con mi madre en la puerta de su casa. De la casa nuestra, que había de mis padres. Pero. . . bueno, yo lo acepté así, estaba allí junto a ella, uno de mis hermanos y me integré junto a él a trabajar en la construcción. Creo que esa fue una de la notas más cómicas de mi vida.
-          ¡Uy, uy, uy ! vos trabajando. ¡Y en construcción!
-          Entre en un empresa muy grande y a mí me ponen. . . bueno yo no sabía absolutamente nada de construcción como te imaginas.  Tenía y necesitaba voluntad de trabajar, entonces me pusieron con unos muchachos que recuerdo grande Paysandú, atléticos, lomos grandes, canarios frisones, como le decimos nosotros. Ellos comían cada asados bárbaros y vino al medio día y yo me llevaba como comida todos los días una lata de aceite de aquel entonces, de dos litros y allí hervía fideos, retiraba el agua, no los colaba, les dejaba un líquido espesito les agregaba aceite y sal fina y esa era mi comida. Así que te podrás imaginar. . ., más débil que la pantera rosa estaba. Allí me habían puesto en un predio a limpiarlo, de pinos para construir un chalet. Los pinos eran muy grandes, hacía una fosa alrededor, a medida que aparecían raíces se van cortando con un hacha y allí se les ata una piola o soga en la punta y se empieza a cinchar entre todos hasta que cede el árbol y se termina volcando. Entonces estos muchachos decían: ‘bueno vamos entre los tres’, nos prendíamos los tres de la soga. Pero siempre en algún momento determinado ellos soltaban la soga y yo quedaba como un títere colgado y saltando de la piola. Parecía un subi-baja como los de antes, quedaba colgado y se reían a carcajadas. Ahora al quinto día me di cuanta que no era para mí. Tenía una debilidad que no podía ni con la piola cundo tenía que llevarla.
-          También cuatro mil kilómetros para ir y volver. . .
-          ¡Claro, y me meto en la construcción! Yo quería ver como podría hacer para irme, pero que me pagaran en el momento, pues si me iba por las mías, yo ya perdía todos mis derechos. A parte me habían dicho que tenía que esperar que se cumpliera la quincena para ir a cobrar. En un momento me acordé que el primer día de trabajo, el capataz me agarró comiendo pan a media mañana y me dijo que: ‘eso no estaba permitido’. Que como era nuevo me advertía, pero no se podía comer en horas de trabajo Entonces al quinto día como yo me quería ir, y si te despedían sí te pagaban en el momento que hice, sentí la moto del capataz me senté en un tronco abrí toda la servilleta donde yo tenía toda mi comida y me puse tipo picnic. Cuando llegó, me despidió me dijo: ‘ Irrazábal, no puede seguir trabajando, yo ya le había advertido, hágame el favor pase esta noche por casa a cobrar’ Y yo me fui loco de contento                                                                                          -          Lograste tu objetivo   
            -       Bueno ahí empecé a cambiar me metí en una empresa de pintura. Comencé rasqueteando y cepillando paredes y terminé dando enduido. La empresa me explotó durante un año me pagaba como peón para rasquetear paredes y yo era finalista de obras, hacía aberturas y terminaciones en el interior y yo calladito. Aprendí el oficio y me independicé y salía por las mías  por los chalets en verano, con un balde, pincel, pinceletas y me ofrecía para hacer los bordes de los chalets. La pinocha de los pinos con le tiempo y la lluvia despide un líquido marrón que va manchando los pretiles. Arranqué con eso y veían que el trabajo era bueno y terminaban dándome algún garage, una cocinita, un baño y en eso me defendí varios meses. Estando en Maldonado cuidando un hermano de mi padre en el hospital militar, no era militar, pero se decía así era cerca de punta ballena, era un hospital público. Llevaba varios días durmiendo allí junto él hasta que un día era de noche aproximadamente hora 21 mas o menos y yo iba hacer mandados para varios acompañantes y enfermos donde tenía que cruzar un monte grande de eucaliptos y pinos, traspasar la carretera interbalnearia y allí encontrabas un parador con un almacén. Entonces en el momento que salgo del hospital veo llegar una camioneta de la policía y un jeep y todos los policías que se bajaron lo hicieron con armas largas, que fue lo que me extrañó. Entonces. De curioso en vez de irme, entro atrás de ellos por que venían con tantas armas largas, eran alrededor de unos quince e inclusive me ve un oficial y me dice: ‘Señor disculpe, no vio al oficial que estaba destacado aquí’  Le indiqué que estaba en una sala adentro y se fueron  y yo los seguí como haciéndome el tonto y cuando quiero acordar salen se encuentran conmigo en el corredor me rodean y me apuntan todos con sus armas y me piden documentos, una vez que me identifican era a mí que me habían ido a buscar y allí me empiezo a comer toda la historia de la tortura. Me llevaron a Laguna del Sauce lugar que nunca supe donde había estado hasta años después.
-          Y cómo fue.
-          Me detienen sin preguntarme nada y me llevan a la primera seccional de Maldonado. Como a la una de la mañana me manda a buscar el comisario, solos en el escritorio con él me dice: ‘Bueno Irrazábal que piensa hacer va hablar con nosotros como hombre o como delincuente’. Entonces yo le pregunto: ‘¿Qué está pasando?’. Me dice: ‘Bueno, usted acá tiene una acusación de que viene un pareja de Montevideo todos los jueves (me dan los datos de esa pareja) y que usted está entregando relevamientos de la zona de acá de Maldonado a esa gente’. En una palabra me estaban  acusando de que yo pasaba información a los guerrilleros. Eso lo niego rotundamente, hoy día te lo digo a vos acá, en el dos mil ocho, no tenía nada que ver. Fue un dato mal pasado. Entonces le dije ‘Yo no tengo nada que hablar con ustedes, esto no es justo’ Bueno, proseguí con explicaciones.
-          Es decir, como se dice vulgarmente, fuiste un perejil más
-          En aquel entonces todos estábamos propensos a  lo que ellos te imputaran
-          Todos éramos perejiles.
-          Te acuerdas que sólo por andar en la calle ya estaba. Podías caer en cualquier momento. Prosiguiendo, me llevan para una celda siempre en la comisaría y como a las tres de la mañana, me meten un reflector por la ventanilla de esa celda y me dan la orden de que me desnude, cosa que hago me dejo el pantalón y me dicen que no, que me lo saque también y que salga caminando de espalda hacia la puerta. En ese acto me esposan con las manos atrás y me ponen una capucha y por encima de ella una venda  y me acuerdo que hay alguien, que me preguntan: ‘¿Bueno esta es la última oportunidad, va hablar con nosotros o lo entregamos a manos de ellos?’ Y yo respondo: ‘¿Ellos, quienes?’ Entonces me pegan una trompada en la oreja del lado izquierdo y vi como un fogonazo blanco del piñazo. Y me gritan: ‘¡A vos que se te importa! Y dije allí mismo: ‘No tengo nada que decir’ Después me cargan en una camioneta en la que me pasean, estimo que como dos horas. Me llevaban acostado sobre mis dos manos esposadas y uno me iba pisando arriba, sin ropa por supuesto. Estimo que con lo que iba sufriendo con el dolor de las esposas que me termina cortando una de las muñecas y con esos pisoteos que me hacían en el pecho y en el estómago para mí demoró una eternidad, calculo una hora y media o dos horas. Pienso que, después que me enteré de varios años al lugar que me habían llevado y conociendo Maldonado seguro estoy que me pasearon para que no supiera donde había ido a parar. Como te dije hoy sé que era la base área número cuatro de Laguna del Sauce, donde estuve catorce días torturado de todas formas, siempre a la misma hora a las dos de la mañana se me obligaba a desnudarme me sacaban encapuchado, y primero era una paliza brutal de trompadas, patadas, y después venían las sesiones de sufrimiento como colgarte de las muñecas nueve horas atado y con las manos para atrás
-          Todo tipo de vejámenes. . .
-          Sí. Sí, bien para humillarte. Inclusive una noche me amenazaron. . ., yo le pedía: ‘Tráiganme la muerte de Artigas  que yo se las firmo’. Pues era así, yo llegué aullar como un animal. Pedía por Dios sí que trajeran lo que quisieran que yo accedía a ello. Pero se negaban y me preguntaban quien era pareja  y para quien mandaba toda es información. En varios días recuerdo, me hacían ruido con agua y me decían: ‘¿Sabes lo que tenemos acá, agua del mar? Te vamos a dar submarinos con agua salada y después te dejamos tirado en la costa y al otro día va a quedar como te ahogaste por la tuya’ Y yo siempre negué y negué. A los catorce días me descompuse, pues la comida era una vez al día en un plato de aluminio, un caldo una cosa asquerosa. Era la función de ellos debilitarte. Bueno y se me hicieron nueve perforaciones en el intestino debido a todo el entorno en que estaba viviendo, me trajeron al hospital militar a Montevideo, estuve grave y me operaron tres días en coma y a los tres meses me dan la libertad. Con la condición, aclaro que para ese momento, ya habían ubicado a mis padres. . .
-          ¿Año?
-          Mil novecientos setenta y cuatro. Bueno, y la condición era que me retiraran mis padres y que debía de salir del país en veinticuatro horas. Ahí me amenazan, me dicen que me olvide que hay jueces, abogados,  etc. Así fue me tuve que ir
-          ¿Y te fuiste?
-          Si, sí obvio. Al otro día mis padres me marcaron el pasaje para irme a Buenos Aires. Yo tenía un hermano que estaba trabajando muy bien allá, pero yo me fui a una pensión que me pagaba él, y empecé a trabajar. Pero debo decir algo, yo los primeros cinco meses, sentía una puerta de chapa, por ejemplo que se golpeaba y yo estallaba en un  llanto como un niño que era imposible que me dominaran para que dejara de llorar. Sentía un vidrio o una botella que se rompiese y yo estallaba en una crisis de nervios del terror que yo sentía de aquel recuerdo cuando venían a buscarme por las madrugadas
-          ¿Totalmente atemorizado verdad?
-          Por supuesto. Y bueno de ahí entré a militar, primero con los exiliados que estaban allá, fui al comité de prensa del diario volveremos, que era un diario de oposición a la dictadura uruguaya, después entré a militar en el partido comunista argentino. Al año fue cuando dieron el golpe de estado argentino y yo era del cordón de seguridad en el acto de plaza de mayo el día en que derrotaron a Isabel Perón y en ese momento estalla toda la dictadura y a los trece o catorce días revientan los militares de regional numero uno que justamente era  en pleno centro cerca de congreso que era el local donde yo militaba que era la cabeza de la mi filial en Buenos Aires. Y de allí me tengo que ir nuevamente para el Brasil.
-          ¿Así que tu primera militancia política fue Buenos Aires. No en Uruguay? Digamos entonces que, en nuestro país y en Brasil, fuiste un amante de la libertad? Resumiendo, te metieron catorce días, y torturado por sólo por amar la libertad. En realidad, si hubiesen cagado a palos y roto las tripas en Buenos Aires por haber militado allí, bueno no es lo justo ni lo será jamás que por tener una ideología política que sacudan el esqueleto, pero hubiese tenido más justificación.
-          Exactamente, tú lo has dicho. Primero junto a los exiliados uruguayos  y luego en el partido comunista. Y en Castro Barros y Madero había un local de Frente Amplio  principalmente de la gente en el exilio y allí di comienzo a mi militancia, me integré y comencé en el comité de prensa del partido. Empezamos con el diario Algún Día Volveremos. Participé en una marcha de casi nueve mil uruguayos en el obelisco
-          ¿Año mil novecientos setenta y cinco?         
-          Si, con seguridad fue en ese año. Allí, estalla el golpe de estado y tengo que volver a Brasil
-          Siempre por los mismos lugares
-          Si, a Paso de los Libres y de allí a Uruguayana. Siempre recuerdo, un taxista me cruzó y me dio la plata de él, que no me acuerdo cuantos miles de pesos serían para justificar de que llevaba dinero para ingresar al Brasil y luego yo tenía que pagarle por esa actitud. A los tres o cuatro kilómetros me bajaba y él retornaba con todo su dinero y su cobranza del comercio que ejercía. De allí me fui a Porto Alegre. Es decir pasando esa ciudad, había una colonia alemana que se llamaba san Sebastián do Cari. Allí estuve un año abriendo monte, solito yo y mi hacha haciendo camino para unas carretas que iban a unas canteras de piedra. Era todo como una selva aquello Yo me iba de mañana cuando salía el sol y retornaba de tardecita siempre me guiaba por el sol. Me acuerdo que los patrones iban y eran un encanto de gente, toda esa colonia alemana. Como si los estuviera viendo, me untaban la botas hasta la rodilla con ajo con una crema que hacían la noche anterior. Era para que no picaran las víboras. Ellos me decían que la víbora más mortal que merodeaba por allí en esa región, era la más lenta que había en todo Brasil. Si llegabas a pisarla o te picaba de alguna manera si no tenías atención inmediata te morías indefectiblemente. Bueno allí estuve un año y pico y me retorné por Bagé y Aceguá esa zona entre Uruguay y Brasil
-          Te viniste a Uruguay en mil novecientos setenta y seis
-          Si pero en ese cruce tengo otra anécdota, con los militares. Cuando cruzo por la localidad de Arbolito donde mataron al hermano de Aparicio Saravia  Chiquito Saravia que hay un monumento y una escuela  había en ese entonces a la orilla de la carretera. Y en ese momento que yo paso había un destacamento militar a orilla de la carretera, controlando los vehículos y un oficial en una mesa sentado al borde la banquina y yo me acerco como mochilero. Era mediodía. Le pregunté si era necesario mostrar documentos y me dice que no, me preguntó hacia donde iba, le dije para Maldonado. Que era mi ciudad natal y donde tenía mi familia. Me retiré, agradecí, seguí caminando hacia el lado uruguayo, y a los pocos metros me gritan: ‘Flaco, flaco, vení. . .’ Me di vuelta y me preguntan: ‘¿Comiste?’. Le digo: ‘No, no, ahora cuando vea alguna estancia a la orilla de la carretera pregunto si no tienen algo para comer’ Y me dicen: ‘Vení, vení que los muchachos te van a dar algo de comer’ Yo como iba de mente y espíritu sano entré, y bueno había una mesa y me trajeron una milanesa y una botella con cocoa y leche  y cuando estoy comiendo, viene el oficial encargado y me dice: ‘¿Y cómo va eso? Esta todo muy bien muchas gracias le respondí. Entonces me dijo: ‘Bueno después de la comida, vamos a cortar ese pelo’ Era mi orgullo todavía, mi pelo largo. Me identifiqué toda la vida por ello, aún hoy en el dos mil ocho tengo la misma actitud con mi pelo y mis manos toda la vida. El símbolo de libertad es el pelo. Nunca lo usé ni por ser hippie, ni artesano para mí es símbolo de libertad. Me volvió a reiterar lo mismo y le dije: ‘Ah. . .sí, ahora después de comer’. Se fue y al ratito volvió con un puñado de herramientas para cortar el pelo de aquellas de antes, máquinas, de cortar pelo y tijeras y peine. Y volvió a inquirirme: ‘¿Cuánto hace que faltas del país?’ Y mas o menos dos años por ahí le contesto. Y dice: ‘Bueno te voy a explicar, acá en el Uruguay, hay una nueva ley, sobre el pelo largo y bigote. El pelo debe estar sobre el cuello de la camisa y los bigotes en el borde de la comisura de los labios’ Pero yo siempre pensando que era una broma Le dije: ‘Ah. . ., bueno, cuando llegue a Maldonado, me lo corto. Y me dice: ‘Escúchame, yo no estoy para que me tomes el pelo a mí. Te vas a tener que cortar el pelo sí o sí. Por qué si te quieres irte con tu pelo largo, mira. . .’ Abrió una puerta al fondo de la escuela y me muestra un campo que tenía como cinco kilómetros de largo y estaba llenos de cardos. Dice: ‘Ves esos cardos, bueno cuando limpies todo ese campo con azada, tienes comida y para dormir, entonces te podes ir con tu pelo largo. Así que decídete y elegí ahora’ Le pregunté: ‘¿Me lo dice en serio?’ ‘Sí, muy en serio’ Recuerdo que era un oficial jovencito. ‘Acá no estamos para jugar’ Le respondí: ‘Si usted cree que es ley cortarle el pelo a un hombre, córtemelo nomás. No hay problema. El pelo crece de vuelta’ Me cortó. Cortarme no, me rapó y me dejó un cerquillito aquí sobre la frente, como los gurises chicos de antes. Bueno y después de ello me largaron y aún me tomaban el pelo y me gritaban: ‘No ves que quedaste más lindo así, ahora sí cualquiera te va a llevar en la carretera’ Caminé unos tres kilómetros y me escondí en unas sierras, donde había unos recovecos, lloraba de indignación al costado de la carretera. Estuve, casi tres horas escondido con el pensamiento y la mente fija en esperar la noche para acercarme al destacamento militar y prenderles fuego con todos ellos adentro. Ese fue mi pensamiento en ese momento. Hasta que se me enfrió la cabeza pensé y razoné y dije no: ‘por más de que me corten el pelo las ideas no me las van a matar’ Y ahí continué mi camino
-          Pero fue una señal de alerta y por otra parte una indignación profunda. ¿Y después de ello que aconteció contigo?
-          Seguí haciendo dedo como siempre, pasé por un par de balnearios en Rocha y me quedé una semana en una aldea de pescadores Laguna Negra es el paraje, estuve con gente muy bonita de trabajo. Continué también y fui hasta José Ignacio, con otro grupo de pescadores como un mes,  interesado siempre por el oficio, pedía para colaborar dentro de mis conocimientos hacerles pescado frito para todos los pescadores de noche en el campamento y me fui integrando a esa gente. Aprendiendo cosas de ellos. Hasta que pasé nuevamente por Maldonado, visité y saludé a mi familia y seguí de largo hacia Montevideo. Eso fu8e en el año mil novecientos setenta y seis.
-          Y como transcurre tu vida en Montevideo.
-          Al arribo, me encuentro con un amigo que me lleva a su casa, que vivía en una casa de inquilinato, donde se alquilaban habitaciones y allí conozco a quien hoy día es mi gran compañera, Marta. Ella vivía allí sola con sus dos hijos y a los pocos días de conocerla, me di cuenta que es una buena mujer y para mi existe, siempre que tenga que cocinar y lavar ropa, por ello la tengo. A parte llevo tantos años conmigo que la indemnización si la echo me va salir cara, entonces dije no, prefiero aguantarla, mas no sea,  por medio litro de vino por día. . .  (Risas fuertes) También se pueden agregar esos pequeños detalles. Ella se lo merece y se gano en todo estos años. Bueno. . . recuerdo que ese inquilinato era una casa grande, con patio en el centro en el segundo piso al aire libre, allí empezó nuestra relación, una amistad, un razonamiento de ambas partes, pero yo, sí o sí, mi mentalidad era voy a estar un mes y me iba para Brasil nuevamente y el día anterior a irme, me decido a hablarle a Marta, entonces para ir a buscar agua teníamos que bajar hacia la vereda, abrir una puerta vecina que allí sacábamos agua de un patio de la planta de abajo. Era una casa contigua a nuestra pensión. Después de bajar, me quedo un rato en la vereda y a todo eso baja Marta y nos pusimos hablar, ya había una atracción entre los dos, lo risueño era que nos tratábamos de usted. Y yo le empiezo hablar para arreglarnos a Martha y se lo plantee, ella no accede pues, sabía que yo me iba a otro país. También me manifiesta que no, pues a esa altura de su vida y con dos hijos, no estoy para una aventura de uno o dos días. . ., cargo con Marta hace treinta y tres años. (Risas nuevamente). Nos arreglamos tratándonos de usted.
-          ¿Una compañera de fierro?
-          ¡Hasta su muerte! Es así, como yo siempre digo me considero un ‘Quijote de la Mancha’, luchando contra molinos de viento, así ha sido mi vida y en mi interior me siento así y me identifico con él. Y marta es mi Sancho Panza, la que va con su buena voluntad, bonachona, tranquila. Para ella siempre está todo bien, con sus advertencias, cuidándome que no tropiece, que no me estrelle contra esos molinos de viento. Pero aunque yo tome la decisión, ella siempre dispuesta a seguirme a donde sea y en lo que sea. Con Marta tuvimos plata, pasamos hambre, dormimos debajo de puentes, vivimos como muy pobres, pero también vivimos en hoteles de cuatro estrellas viajamos por varios países, fuimos felices, lloramos juntos, cambiamos un reloj por medio kilo de chorizo en una carnicería y toda esas vivencias  que hasta el día de hoy, no se comprar ni se les regalan a nadie, se viven. Es una historia compartida.
-          Así que partieron juntos. . .
-          Bueno nos arreglamos y yo me quedé unos meses en Montevideo en pareja
-          A laburar negrito
-           Exactamente. Me puse las pilas, empecé a trabajar como cortinero metálico, reparaba las mismas en los comercios. Llevaba en un portafolio, chapas y destornilladores y pinzas y algunas herramientas y cuando me convocaban para algún trabajo, frente al supuesto patrón que me contrataba yo escarbaba dentro del portafolio y hacía ruido con las herramientas dentro del mismo como que había muchas herramientas. Lo único que hacía era, desarmaba las cortinas y llevaba los resortes que por lo general eran los que se partían junto con los flejes y en una herrería o un taller me lo arreglaba otro y yo cobraba por el trabajo ejecutado. Allí di comienzo al oficio. Bueno al tiempo se derrumba una parte de la casa de inquilinato y la declaran inhabitable y allí comenzamos a vivir en pensiones. Las mismas nos comían lo poco de trabajamos y vendíamos, como por-          ejemplo garrapiñada con Marta en invierno durante una temporada en diferentes esquinas de dieciocho de julio. Cuando vendíamos mal, no podíamos pagar la pensión, nos atrasábamos, cuando vendíamos bien pagábamos y no nos quedaba nada. Muchas veces, después de estar doce o catorce horas parados vendiendo, nos acostábamos con un té negro bien dulce con bastante azúcar como única comida. Para poder pagar la pensión. Nunca nos poníamos contentos siempre estábamos en la lona, vivíamos trabajando para la pensión. Terminamos perdiendo, nos echaron a la calle, perdimos prácticamente que la ropa, tuvimos que dejar todo y vivimos unos meses en la calle. Primero en el porche del Templo Inglés, allá en la ciudad vieja, luego en la rambla con mucho frío en invierno. Después copamos una garita de prefectura, en la rambla portuaria frente a la escollera Sarandí. Bueno estábamos bárbaro teníamos bañito y todo, la hicimos casita, le pusimos cortinitas, le echábamos candado y nos íbamos a trabajar, allí vivimos como cinco meses, hasta que una noche en plena dictadura era, hubo un despliegue impresionante de camionetas y vehículos y con armas largas toda prefectura hicieron un copamiento de nosotros y nos sacaron alto el piso con las cosas para afuera, a la calle. De allí nos fuimos a vivir dos meses, en la escollera Sarandí debajo de la escalinata, allí se quedaban pescadores que iban a pescar todo el año y allí vivimos con Marta dos meses. Esas pequeñas vivencias fueron hasta que un día dijimos, vamos arrancar. A ella no le gustaba viajar, cunado le gustó, arrancamos que yo parecía, no se. . ., que personaje que conocieran, lo único que sé que iba lleno de mochilas bolsos en cada mano caja debajo de los brazos, por que Marta se llevó de lo que había su casa hasta las muñecas patas largas que iban colgadas en las paredes. Todo lo que le pareció que podíamos cargar, llevó. Hasta que cruzamos hacia Gauleguaychú y cuando caminamos cuarenta kilómetros hacia adentro de la Argentina y en un campo le tiré la mitad de las cosas. O las tirábamos o me quedaba muerto en la carretera al rayo del sol. Nos desprendimos de un montón de ella y bueno. . .; en realidad fue desde allí que comenzamos los viajes con Marta.
-          Desde Gualeguaychú.
-          Sí, desde allí arrancamos ese día. Fue por el año mil novecientos setenta y seis, primeros meses del setenta y siete. Allí hay una anécdota muy linda por que fue el primer viaje de ella conmigo, y cuando cruzamos esa ciudad, caminamos como dieciocho kilómetros hasta la racial donde pasa la carretera internacional que va hacia Buenos Aires
-          ¿Ruta catorce?
-          Ahí va, fue tanto lo que caminamos al rayo del sol, que cuando llegamos a ese cruce, allí había una feria ganadera ese día y que estaba acostumbrado a la feria ganadera de Uruguay, lo primero que ví como el gato Tom fue un asadito. ‘Me salio en los ojos, enseguida. Asadito, humo. . .’ Como se hace aquí en nuestra patria tradicionalmente hasta el día de hoy. De noche un carneada, abrían un animal y al otro día asado. Yo contentísimo, Marta muerta pobrecita, al rayo del sol pleno verano. Al arribo lo primero que hizo fue, debajo de unos árboles, tendió una frazada y así como la acomodó y cayó tendida, quedó seca durmiendo del cansancio. Era su primera experiencia. ¡Y yo no. . .! Yo con los ojos como un gato abierto y bichando, escuchando ruiditos haber si alguien hacia un fuego, el sonar de alguna leña.
-          ¿Y qué destino era?
-          ¿El destino mío?
-          Claro
-          El de nosotros Buenos Aires y de allí ver. . . Como te iba contando, empecé a bichar a los gauchos, mientras duró la feria que por otra parte ya se hacía la tardecita, yo veía que había un restaurante y a los gauchos a caballo les llevaba un mozo la bebida en bandeja y ellos desde arriba del matungo tomaban el vaso que les ofrecían. Ya no me gustó mucho, qué gauchos modernos pensé yo, pero igual, lo que a mío me preocupaba era la comida para la noche. Se hicieron como la nueve de la noche y yo veía que todos los paisanos, tenían como apartamentitos ahí, se bañaban, se lavaban y se fondeaban y en una no  me aguanté, ví que quedaban poquititos y llamé a uno y le dije: ¿dígame don dónde podemos conseguir, todo humilde yo, un pedacito de carne para comer, vamos con mi señora a buscar trabajo a Buenos Aires. . .,quisiéramos comer alguna  cosita, algún pedazo de galleta? Y me contesta: ‘No muchacho, acá no, acá  en el restaurante hacen para la peonada una comida sola, comemos y a esta hora todo el mundo se está acostando, no queda más nada. Pero déjeme ver si le consigo algo’ ¿Quiere un bol o un tachito? le dije. ‘No, yo le consigo’ dijo el gaucho. Me trajo lo que podía haber sido cincuenta gramos de fiambre, cuatro sobrecitos de té y unos paquetitos con terroncitos de azúcar
-          ¡Impresionante!
-          Esa fue la cena nuestra. Tenía una decepción tan grande. ¡Yo lo que quería era comer! Marta no quería saber nada. Esa fue nuestra primera experiencia de los gauchos argentinos. Al otro día le salimos a ala carretera y nos llevo un hombre con muy buena onda, directo de la capital argentina y nos acompañó hasta el subte, porque le dijimos que íbamos a la localidad de Moreno a treinta kilómetros de allí, donde yo tenía a mi hermano, que el era técnico en electrónica y tenía un taller muy grande allá, estaba muy bien económicamente. Bueno, nos embarcamos en el subte, nos puso como quien dice para que llegáramos directo y encima nos regaló una plata que nos duró para un par de días, para poder movernos por la nuestra. Desde ese momento Marta y yo le tomamos el gustito y no paramos más.
-          ¿Por qué no pararon más?
-          Porque nuestra inquietud era conocer avanzar, crecer culturalmente
-          Todavía nada de artesanías
-          No. Nada, creo que empezamos como un año después de lo que te cuento. Pero laburábamos de lo que viniera, cuidábamos coches, en paradores, que bajaba la gente a comer a mediodía.
-          Che y en la casa de tu hermano como fue
-          ¡Ah! Todo bárbaro, estuvimos como un mes le ayudaba en el taller y eso, pero siempre con esa inquietud que no queríamos estancarnos y vegetar
-          Y de allí arrancaron de nuevo
-          Si es cierto, hicimos primero todo el norte argentino, Salta Jujuy, Tucumán
-          Siempre a dedo
-          Siempre. Y siempre con suerte de que alguien nos levantara para seguir nuestro camino. Viajes muy largos que agarrábamos sin querer de repente un camionero nos llevo dos mil cien kilómetros, de un solo tirón. Sabes lo que es eso, impresionante.
-          Desde dónde, a que lugar.
-          De Buenos Aires a Salta.
-          Sin darte cuenta te veías en Orán.
-          Esa vuelta hicimos Salta, Jujuy, Cafayate, Tucumán, toda esa región. Por allá me vinculé con unos amigos que yo iba recomendado desde Buenos Aires. Me metí en un taller artesanal de cueros, trabajé unos cuantos meses hasta que agarré experiencia. . .
-          ¿En Salta?
-          No, en Tucumán. Mira sin ser Córdoba, conocimos toda esa región a la vuelta.
-          Así que te afincaste en Tucumán
-          Cierto, allí nos quedamos, aprendí el arte del cuero cintos, carteras, medallas, empecé con restos que el señor me iba regalando, me enseñó a troquelar el cuero y también me regaló unos marcadores una maceta de madera, una trincheta. Y con eso empezamos de a poquito y con retazos dimos comienzo a colgantes en cuero con tientos, vendíamos por ahí y comiendo y avanzando
-          Así que eres un artesano argentino.
-          Bueno pero eso era para subsistir y viajar, pero la verdadera artesanía mía dio comienzo en Plaza Cagancha en Montevideo.
-          Che y después de Tucumán. ¿Qué? Ómnibus, un vuelo de avión. . .
-          Pero ni loco, nada, jamás, siempre a dedo, pasamos nuevamente por Buenos Aires, unos diez días otra vez por casa de mi hermano, descansamos un poco, nos pusimos las pilas y arrancamos para el sur.
-          ¿Y cuánto duró ese viaje por el norte?
-          Y. . . un año más o menos.
-          Bastante.
-          Y sí.
-          Y al sur. . ., ¡qué formidable!
-          Hicimos varias partes del sur.
-          Y qué hiciste cuando salieron de Buenos Aires y encaminaron hacia la ruta numero dos,
-          No sé no recuerdo
-          La que va a Mar del Plata
-          No la que va a Bahía Blanca  y de allí para el lado de la Pampa, Rio Negro
-          Bahía Blanca está en el límite esta ciudad es bonaerense y Viedma del otro lado del río Salado es rionegrina
-          Mira hicimos Chipoletti, Neuquén, todo eso, Piedra del Águila, Cutralcó, todas esas rutas. . .
-          Así que llegaste hasta Bariloche
-          Hasta San Martín de los Andes, un poco antes, también estuvimos en El Bolsón. Pero en realidad, eso fue una recorrida muy rápida, casi te diría que como para ir conociendo nada más. Así que fue eso
-          Hablamos un viajecito de cuánto tiempo. . .
-          Corto, de dos meses más o menos y de allí, retornamos a Buenos Aires
-          Pero así que como no seguiste hacia abajo y estabas en El Bolsón, habrás podido retornar costeando la cordillera hacia Mendoza.
-          Efectivamente, recorrimos esa provincia, de allí a la casa de mi hermano y desde allí, hacia el Brasil nuevamente Uruguayana, Paso de los Libres y hacia adentro de Brasil, año mil novecientos setenta y ocho setenta y nueve mas o menos.
-          Tu ruta habitual. . .
-          Eso, fue también rápido llegamos a Porto Alegre y más nada. Y desde allí nos volvimos por el Chuy a Uruguay. Esta etapa que viene fue el comienzo de las artesanías
-          Sabiendo troquelar el cuero, ya es bastante.
-          Mira el cuero lo abandoné en ese retorno a mi patria, pues hasta el día de hoy es carísimo y por decirte algo el metro cuadrado de suela, debe de rondar los ochocientos pesos uruguayos y de allí sacas dos materas, el costo, trabajo, herramientas, tienes que cobrar ochocientos pesos cada una, para entrar a ganar. Después entrar a vender a veces vendes una cada dos meses. Entonces arrancamos por lo común la bijouterie y similares.
-          O sea que llegaste a Montevideo con Marta con una mano atrás y otra adelante y. . .
-          Y allí empecé en Plaza Cagancha. Nos arrimamos a unos artesanos que ya me habían propuesto de que vendiera algo
-          Los conocías de antes
-          Si, de camping y de convivencia de la vida, en algún momento me dijeron si quería pasar por Montevideo y. . .
-          El artesano tiene un olfato muy especial, verdad Miguel. Se buscan, se aprecian, como un amigo al otro
-          La enseñanza que hay que ver es el que tiene interés y más en aquel entonces, que éramos treinta y siete, o cuarenta mas o menos en todo el Uruguay. Entonces el que era artesano, como hoy día que vamos quedando pocos de los viejos un grupo, solo de diez o doce, con códigos, con contenciones y decías voy a ser artesano por convicción, por que lo sentías dentro tuyo. No era cuestión que lo agarrabas como lo agarraron muchos desde hace unos veinte años a esta parte
-          ¿Por qué no me cuentas, que códigos  tiene un artesano?
-          El respeto hacia un compañero, el no tocarle jamás una herramienta, o una artesanía o un material. El hacer respetar a las compañeras de nuestras parejas. Se tomaba como un oficio, era una comunicación con la gente, no llamando la atención sino creando y defendiendo ya en ese entonces algo que es y tiene que ser demostración de cultura para cualquier  ciudadano. Por lo tanto el país se tiene que sentir orgulloso de tener sus propios artesanos. Tú sabes que recién hoy, se empieza a entender que es así. Pero el artesano de aquel entonces de aquella época fue visto como un sucio, como un despreocupado de la vida, como un alcohólico, drogadicto y jamás fue reconocido. Yo te hablo por mi experiencia de treinta o treinta y dos años de artesanías, y te digo que en estos últimos diez años la sociedad, está empezando a reconocer como artesano. Antes se decía hay una feria hippie en la plaza y era una feria de artesanos. El hippie no hacia artesanía.
-          El hippie, no efectuaba artesanías pues vivía su propia libertad. ¿Es así? Una filosofía de vida totalmente distinta al artesano, su libertad iba a cuesta y disponía de sus horarios en base a ello. Ahora, es importante definir socialmente lo que se llama artesanía. La gente de hoy día, no entiende y por ahí no lo va a entender por mucha cantidad de tiempo principalmente el uruguayo que es un país de cultura de trabajo, que la artesano también es un trabajador. Y que lo que hace el mismo es tratar de demostrarle al pueblo su cultura propia, con sus manos y que ello existe. Que nosotros pasamos desapercibidos delante de un artesano y los miramos hasta con un dejo de desprecio, por que prejuzgamos, el artesano no tiene mucho valor. No es que no tengan valor, quienes no tenemos valor ético somos nosotros.
-          Te voy a explicar algo respecto a eso. ¿Qué es la artesanía? Para mí, la artesanía es crear, todos los días crear algo. Por ejemplo, yo puedo hacer de cincuenta trabajos que tengo en la mesa, cuarenta y cinco iguales a los que tienen los demás artesanos del Uruguay, pero hay cinco que fueron creación propia, y que son todos los días, una creación. Pues cada detalle o movimiento distinto, que le doy a un trabajo es una creación, es la satisfacción del artesano viejo mismo. Pero la cultura, la educación ha sido, nula a nivel de enseñanza sobre lo que la artesanía que es demostración de cultura. No existe ni en primaria ni en secundaria que se le explique a las criaturas y a jóvenes cual es la diferencia de la artesanía con lo industrial. Hay gente que determina como artesanos y a mí me pasó pues estuve ocho años en la feria artesanal de Punta del Este, hasta que fui marginado por los propios ‘artesanos’ entre comillas,  la gente determinaba como artesanos, aquel qué, figuraba como artesano disfrazado de hippie en una plaza artesanal, vendiendo artesanías que hacían y hacen hasta el día de hoy ocho o diez empleados de un taller de Montevideo y los fines de semana le van mandando la producción. Y con una bincha y una caravana figurando como grandes joyeros y artesanos. Para la mayoría de la sociedad nuestra, ellos son los ‘artesanos’ y de Punta, palabra mayor. Esto es igual que para un jugador de fútbol integrar la selección uruguaya. Allí hay que presentar prueba de taller, participar en concurso, etc. Ni te cuento que en mis últimas experiencias, me marginaban, pues yo no era considerado artesano para esta gente, los mismos que a mí o a muchos de mis compañeros les compraban mercadería en invierno para acumular y luego vender en Punta del Este, muchos artesanos del Uruguay van con bolsos en verano, los fines de semana a recorrer la feria de esa ciudad y vos los ves que, los artesanos están en sus stands van y se sientan en el murito de la plaza y esos que andan vendiendo al por mayor sacan paquetes y paquetes, y los tipos que están ahí con sus dólares y que alquilan apartamentos en parada uno y alquilan entre dos o tres un chalet para pasar la temporada, compran al por mayor mercadería a esos que no son artesanos.
-          ¿Así que vos aprendiste a hacer artesanías, frente a la ONDA en Montevideo?
-          Fui uno de los primeros treinta y siete artesanos del Uruguay
-          O sea que para vos en cierto aspecto, crees y estimas que la artesanía que ustedes realizan, como me decías recién, una artesanía creada por vos puede ser modificada dándole un movimiento distinto a otra pieza, esa segunda o tercera pieza que efectuaste con algunos cambios, en realidad es una serie pongamos por ejemplo, caravanas, pero. . .
-          Eso pero vamos buscando la creatividad
-          Entonces con estos parámetros, consideramos que la artesanía, ¿puede ser un arte?
-          Es un arte, por que la función del artesano es crear algo distinto, con ese movimiento diferente de la primera a la segunda y de esta a la tercera y así sucesivamente, yo descubro con alegría que logré hacer algo nuevo, digo crear una pieza, es como el que pinta
-          Porque la creatividad, es arte.
-          ¡Claro, total! Para mí sí. Es como el que pinta un cuadro, hay pintores que. . .
-          Bueno, pero si yo me paro en Colonia del Sacramento y hablo con los ‘señores’ que creen saberlo todo en pintura y que por haber realizado algunas exposiciones o haber ido algún tiempo a Bellas Artes o quemado algunas horas en algún taller pictórico y que me dicen a mí que: ¡Artesanía no es arte! O sea el artesano es un servil que está ahí debajo y que no puede hacer arte. Esto que te planteo, lo dicen inclusive Asociaciones Civiles con personería jurídica de esa sociedad y están convencidos de ello. Aunque ellos siempre pintan la puerta de la ciudadela, la calle de los suspiros, el faro, etc. etc., o ver un cuadro con sus bordes dorados. Siempre creí que arte también era pasar por la artesanía al costado de un banco de plaza, donde un  pendiente, una tobillera, un macramé, un tallado de madera, una cerámica por pequeña que fuese, un tejido, bien realizado,  eso es arte, no lo crees tu Miguel.
-          A mi me ocurrió con los artistas plásticos del departamento de Soriano, pero tuve el honor hace unos quince años, de ser el único artesano en lo mío que fui invitado a una exposición de ellos durante una semana que se hizo en la rambla de Mercedes. El único invitado que tenían todo tipo de obra, sin embargo allí estaban mis artesanías. Fue todo un reconocimiento de parte de ellos. Pero se qué marginan a la sociedad, pero son ‘artistas plásticos’
-            Y como fue el comienzo con Marta en aquella plaza de Cagancha. Empezaste una nueva vida
    -          Total, me cambió la vida, nunca me voy a olvidar de esa persona, hasta el día de hoy vive, que le                 decimos ‘El Abuelo’ Hugo Ximénez, reconocido en todo el país. Y otro fue ‘El Chino’ de Paysandú         Hugo Duarte Centurión, fueron mis maestros hasta el día de hoy. El Abuelo, gran personaje, me vio          cuidando coches en Punta del Este y me dijo: ‘Yo a vos te conozco pues en invierno, vendías garrapiñadas en Montevideo, el día que vuelvas allí acércate a la plaza, que te voy a enseñar a trabajar las artesanías para que nunca más tengas que depender de nadie’ El día que me acerqué a él, fue una noche de neblina que estábamos cansados con Marta de vender garrapiñada y nos acercamos para ver si estaba ‘El Abuelo’ y allí estaba él y unos cuantos muchachos más. Me dijo: ‘Siéntate ahí a mi lado’ Me armó un resorte con alambre de cobre esmaltado que va con otro alambre por dentro que queda en forma de una lágrima y eso se rellena de cierta forma con hilos de colores dándole la forma de un abanico digamos se forman figuras decorativas solas. El nombre de esta artesanía era: pingo, como los caballos. Me lo armó bien rápido a la vista mía, y después me dice: ‘bueno toma estos hilos, alambres y hazte uno’. Prácticamente que lo hice muy similar a de él. Me dijo: ‘bueno, ahora si quieres y te pones las pilas, vas a comer de tus propias manos’ Me regaló, un alicate que tenía unas puntas atroces de grandes y redondas, aquello era un asesinato para el alambre, un corta uñas como alicate para el alambre y un alambre hecho con un rayo de bicicleta que en la punta va con un doblez en forma de ele para hacer de tipo barriquín que era para hacer los famosos resortes esos y me dijo: ‘bueno dale, arranca’. Al otro día fue y les dijo a los artesanos de la plaza: ‘Miren, a partir de hoy Miguel con su compañera, van a empezar hacer tal trabajo, vengo a advertirles que no se cruce nadie con él, pues él va hacer sólo ese tipo de trabajo para vender, para empezar y no se va cruzar con nadie de ustedes pero no quiero que nadie le haga la competencia’
-          ‘Cruzarse’ sería ‘hacerse la competencia’
-          Exactamente, lo entendiste bien. Así empezamos. Al quinto mes de ya estar vendiendo y bastante, con Marta contentos por nuestra independencia, muchos artesanos que fuimos comunicándonos, en rueda de mate empezaron a intercambiar sus conocimientos conmigo. Marta empezó con las pulseritas de pegar, hechas a mano con maderas pegadas con clavo y agujas y a mí artesanos me enseñaron detalles, como hacer una cadenita el otro después de hechos varios metros de cadena artesanal, como se pasaban por dentro de los labios toda la cadena para saber si había enganches que eran eslabones que habían quedado abiertos o muy cerrados y había que corregirlos, eso se hacía con los labios que era la parte más sensible haciéndola correr por entre estos. Otro como hacer un broche para cerrar esa cadena y allí, como vieron voluntad de parte nuestra y que manteníamos el respeto, que nos empeñábamos y queríamos aprender, aunque si no nos enseñaban tampoco tratábamos de imitar al que estaba al lado mío. Y al ver eso empezamos a compartir trabajos y allí nos proyectamos ya con la propia independencia
-          Eso les ha permitido sustentarse mutuamente a los dos
-          Hasta el día de hoy treinta y dos años.
-          Che y como dicen todas las viejas conchetas: ‘Todos drogadictos los de la plaza Cagancha’
-          Había de los dos bandos. Había quien curtía alcohol, había quien curtía droga y había gente muy sana. Digo ojo, yo no llamo sano al que no curte ni toma vino, eso no existe. Digo que no estaba ni en una cosa ni en otra. Estaba el artesano que lo tomo como un oficio, aquel que lo tomó como un medio de trabajo, otro que vendía una pulsera y se compraba dos litros de vino
-          Estaba el que se desinhibía, fumándose un porro. . .
-          Exactamente. Vendían dos pulseritas, salían corriendo a fumar y después que estaban fumados y estaban un par de horas tirados por ahí retornaban a vender para otro porro y así la llevaban. Nosotros, vivimos todo eso, el alcohol, la droga y como única droga la marihuana,  fumé durante catorce años hasta hace dieciocho años atrás. Marta hasta aún hoy día, se fuma un cigarrito una vez al mes o cuando pinta como le llamamos nosotros. Cuando llega alguien amigo a casa me dicen: ‘Miguel se puede fumar’, yo jamás les niego ‘si como no, lo que estás en la tuya, yo no fumo más’, fue algo, no por razones de salud sino, que fue algo que fui dejando y bueno, fue una etapa, buena o mala pero fue una etapa. Y Marta no, cada tanto ella me mira con aquella miradita de cómo pidiéndome permiso y ella sabe que el permiso se lo ganó con mucho respeto al lado mío. Yo no tengo ni que darle permiso, sería un abuso de mi parte decirle fuma uno. ¡No, no! Si tu quieres todo bien, yo no fumo y nada más
-          Tengo una vieja conocida de setenta y cinco años, que candombea en los carnavales y conversando con la vieja me dice: ‘Y para andar bien y estar toda la noche sacudiéndose de mama vieja. . ., en Colonia y en las llamadas de Durazno., Rosario, Carmelo, Montevideo,  a las doce de la noche tengo que darle unas pitadas, pues sino. . ., no va el esqueleto’
-          Yo no tomo ni alcohol ni fumo droga, pero la mejor diversión para mi es como hoy compartiendo con ustedes un vino, exquisito el momento y lo hago con el mejor de los paladares, para disfrutar ese vino con los amigos, para mí es como una cadena que se entrelaza entre amigos, con este respeto y esa cosa que nace sola y charlando, lo hago con gente muy íntima. Si sé que es un alcohólico, trato de no acompañarlo por que es como que yo mismo lo provoco a que siga tomando. El alcohólico necesita tener el pretexto de que alguien lo acompañe, por eso el alcohólico en un bar te puede ofrecer si estás sin comer una copa pero no te da plata para que te compres un refuerzo. Lo digo pues me ha pasado, de pedirle a alguien para comer y decirme: ‘no mira disculpa no tengo plata, si quieres tomarte un vino si, haber serví (dirigiéndose al cantinero)’ Pero bueno, allá ellos con sus vicios.
-          Y en plaza Cagancha ¿cuántos años allí?
-          ¡Uh!! Varios. . ., no sé pero. . ., siete años más o menos. Hasta que agarramos bien el oficio y después empezamos a viajar con Marta.
-          ¿Y a dónde?
-          Bueno, hicimos todo el Uruguay primero, fuimos los primeros en recorrer los pueblitos más escondidos que puedas pensar. Como ejemplo, Fraile Muerto, Cerro de las Cuentas que lo llaman así pues cada vez que llueve, se lava el cerro y aparecen cuentas de colores en su falda, seguro que es de las piedras geológicas. Melo, Río Branco, Laguna Merim todo el país y en cualquier rinconcito allí íbamos. Ferias ganaderas, nosotros hicimos plata con Marta, en domas, criollas en el medio del campo a ochenta kilómetros de cualquier pueblo, yo me enteraba y en esos lugares vendíamos en el día lo que no vendíamos por ahí en un mes en una ciudad. Por que son gente que jamás baja la ciudad, las mujeres se enloquecían. Los lugares insólitos. . .
-          Es decir, te agarró el comienzo de la nueva democracia un tramo en plaza Cagancha y un poco viajando por el interior
-          No, no había venido al democracia todavía, Fue antes, no, cuando llegó la nueva democracia, yo estaba en el exterior exiliado que después vamos hablar de ello. Yo fui expulsado del país en el año mil novecientos ochenta y dos. Decretado persona no grata en el Uruguay, con la amenaza de ir a un cuartel si no me retiraba del país. . .
-          Bueno tal vez, intervine mal
-          Claro, hay una anécdota que te quiero contar vinculada con el corte de pelo que hacía referencia hace unos momentos en Arbolito cerca de Melo. Estoy en Fraile Muerto en Cerro Largo a cuarenta kilómetros de Melo  por la ruta nacional número veintiséis hacia Tacuarembó y cuarenta kilómetros más hacia adentro del territorio dejando esa ruta cerca de Cerro Chato, todos esos lugares a la vuelta. En este pueblito, no vive nadie, te diría que no existía, lindo, de bastante habitantes no sé pero serán mil quinientos habitantes a la redonda, que el único punto de encuentro era la estación de servicio, después no había un local que se  destacara, una panadería nada y había una pequeña pensión, cerca de la estación del ferrocarril y allí nos quedamos con  Marta, por que basados en que era un pueblito que nunca nadie le había entrado, fuimos los primeros hippies o artesanos, según para quien, que ingresábamos ahí y entramos a hacer una torta de plata pero vendimos tanto, que nos fuimos al Brasil. Vivimos como cinco días en un hotel de cuatro estrellas, hicimos compras, compramos cualquier cantidad de material, carpa y todo volvimos a Fraile Muerto y seguíamos vendiendo bien. En la pensión conocí a un comisario que se quedaba de noche allí pero en realidad, estaba destacado en el destacamento del Cerro de la Cuentas que era una población de unos quinientos habitantes. Ese señor, un hombre joven, le decían ‘el rifle’, pues siempre andaba con un rifle en el estuche del coche. Ese era el sobrenombre. Entonces, con él y el dueño de pensión tomábamos mate todas las mañanas, antes de salir al trabajo de cada uno, a él le quedaba unos quince kilómetros y retornaba a la noche, era de Melo. Cierta mañana tomando mate con él, en la cocina de la pensión me dice: ‘¿Flaco cuanto hace que andas con esto de vender así en la calle?’ Y le contesto: ‘No sé unos diez doce años, viajando’ Saca cuenta y me dice: ‘ No, entonces no creo que seas vos, por que una vez le cortamos el pelo en Arbolito a un flaco muy parecido a vos’ Y lo miro y le digo: ‘Te acuerdas, que yo pasé y sanamente ofrecí documentos, que era el mediodía y saber si tenía que mostrar documento y me dijeron que no. Que eran control de tránsito de vehículos. Y me ofrecieron comida y me cortaron el pelo’ Blanco, pálido quedó el tipo. Me dijo: ‘No flacona me digas que eras vos, hermano. Perdóname, mil perdones. Era yo el suboficial, recién egresado de la Escuela Nacional de Policía y en aquel entonces nos mentalizaban que cada peludo era un enemigo. Ya ves, nunca fue nada personal contra vos hoy tienes tus pelos largos de nuevo y yo hace un montón de días que tomo mate contigo y conversamos juntos en la cocina y para mí eres uno igual que yo’ Bueno veinte mil disculpas el tipo llama al dueño de la pensión y le cuenta la anécdota y le dice a  José el personaje, el dueño de la  pensión: ‘José cuando  yo retorne todos los día s de la comisaría, por favor para servirme la cena, a partir de hoy quiero que esté Miguel Ángel, hasta que él no llegue que no se me sirva la comida, a partir de hoy quiero que me dé el honor de acompañarme en la mesa a comer’. Y te voy a decir algo refiriéndose a mí: ‘Mi nombre es Alfredo Estévez y nunca te olvides de mi nombre, por que el día que tengas cualquier tipo de problema en cualquier rincón del Uruguay, házmelo saber a Jefatura de Policía de Cerro Largo que yo esté donde esté te voy a demostrar que nunca tuve nada contra los hombres de pelo largo y menos al conocerte a vos ahora’
-          ¡Qué ejemplo verdad!
-           Perfecto el tipo y allí quedó lo que es la vida. Nunca tuve que molestarlo, aunque me gustaría algún día, volverme a encontrar. Por que me quedó grabado la rectitud de esta persona.
-          Una persona de tu edad más o menos
-          No más joven que yo. Si, puede ser, lo que yo siempre me lo recuerdo como que era un hombre joven. Tres cuatro años tal vez mayor , en fin.
-          Y de allí que pasó te fuiste, emprendiste otro rumbo.
-          Estuve un par de días más y vinimos paras Mercedes. Ahí comienzo a vincularme con la política, y entro en el Partido Nacional, dentro del Movimiento Nacional de Rocha. En aquel entonces Carlos Julio Pereyra estaba proscrito, año mil novecientos ochenta y dos yo ya había estado en una reunión clandestina con él en Rocha, otra en Lascano y a lo que me encontraba en Mercedes ya instalado me enteré por los que me vinculaban que iba a estar en Dolores. Me encuentro con él y tuvimos una reunión entre una once personas del partido nacional de Dolores, de noche. Al otro día dio una charla abierta en el Club Italiano de Mercedes. Y cuando voy a ingresar al recinto, me detiene la policía de investigaciones y me llevan detenido. Inmediatamente Marta va y le avisa a un hombre que es amigo hasta el día de hoy y en ese entonces fue diputado del partido nacional Raúl Rosales que es abogado del departamento de Soriano y le avisa lo que sucedió. Va de noche a la seccional de investigaciones y lleva una doctora por si me habían tocado y me hace revisar  delante de los oficiales de investigaciones y elle me preguntó delante de ellos: ‘¿Le golpearon, o hicieron algo?’ Le respondí que no y terminó la revisión lo más bien. Pero ahí le dan de plazo al partido nacional para que me saquen del país, bajo la amenaza de que si no me saca inmediatamente voy para un cuartel. Entonces me sacan pero primero voy  a la pensión que vivía con Marta vigilado durante veinticuatro horas con un milico de investigaciones. El partido reúne un dinero, me sacan del país y me dieron la plata ingresar en Buenos Aires. Estuve dos meses viviendo en la plaza artesanal vendiendo artesanías y dormía en un banco de la plaza, para ahorrar toda la plata posible para mandar a buscar a Marta y su hijo que en esa instancia tenía quince o diez y seis años. Y así fue en ese tiempo entre por Paysandú me vine en ómnibus hasta las orillas de Mercedes entré de noche a Mercedes y fui hasta la pensión y me llevé al otro día de madrugada a Marta y Julio para Buenos Aires. Estuvimos exiliados allí hasta el año ochenta y seis entre medio nos fuimos a Neuquén y vivimos allí un año y medio, donde trabajamos muy bien y fuimos haciendo plata. En el ochenta y cinco se vuelve Marta cuando la democracia y yo me vuelvo en el ochenta y seis. Estuvimos un año en Montevideo donde hubo un mal ambiente en la plaza Cagancha voy y llego y estaba lleno de vendedores de punta a punta. Yo armo en el medio de la plaza pues allí había un amigo de muchos años que dividió su mesa haciéndome un lugar para mí. A los dos meses de retornar el se va definitivamente con su familia para Buenos Aires y transo con él un apartamento que el tenía en el famoso hotel edificio Latido donde arriba estaba el diario La Democracia que era de Wilson Ferreira y abajo antiguamente el Diario El Popular eso estaba todo tapiado. Allí vivo por un tiempo yo le di una platita y un material para arrancar para la Argentina conseguí ese apartamento, pero, yo no pagaba nada ahí, nos quedamos con Marta a vivir allí en dieciocho y Río Branco. Al otro día de irse este hombre, voy yo a vender en lugar de él, había otro puesto en el lugar entonces, pregunté de quien era eso, pues yo iba a vender allí. Y se me viene un loco que vendía monedas antiguas allí
-          Numismático
-          Ahí va, se me vienen él y dos más y me dicen: ‘Como vos eres uno de los últimos artesanos que habían venido a vender a la plaza, a mí me correspondía , el último lugar en la esquina allá en el punto cero de la plaza y a medida que se fueran retirando compañeros vos vas a ir avanzando como todos hacia mejores lugares’ Entonces le pregunté: ‘¿Disculpa y vos quién sos?’ Me dijo: ‘Soy el presidente de la plaza de los artesanos, y ellos dos son los delegados’ Y yo los miro y les digo: ‘Qué ironía no, que hombre como yo, nos persiguieron toda la dictadura acá en plaza Cagancha y nos mataban a palo una vez por semana, para borrarnos de aquí para que nos aterrorizáramos para que hoy día vos tengas el derecho junto a ellos de venir a echarme, yo forjé junto a otros compañeros lo que es esta plaza para que , vos tengas el derecho de venir a sacarme.¿Sabes una cosa? ‘Voy a vender igual’. Abrí mi bolso y puse todas las mías sobre las artesanías del que estaba ahí. Vos no sabes la reunión inmensa que fue la plaza.. Al rato viene un compañero de aquella época, y me dijo: ‘No Miguel discúlpa a los muchachos, no sabían quien eras Miguel todo bien, puedes vender aquí está  arreglado ya’. Le dije: ‘Bueno hoy voy a vender y es el primer y el último día que piso plaza Cagancha. Y así cumplí, hasta el día de hoy eso que me impuse yo mismo nunca más fui a la plaza. A pesar de que mantengo amigos, voy a visitarlos, tomo mate con ellos y se me dice y se me repite siempre: ‘Miguel, cuando quieras venir a vender diez o quince días, tu lugar sigue siendo en la plaza’ Y yo firme con mi juramento. Pues ahora me respetan a mí por que hubo tres o cuatro compañeros que les dijeron quien soy yo si hubiera sido un pibe que recién comienza, o del interior, ustedes lo hubieran echado como a un perro con intentaron conmigo, entonces ese tipo de cosas yo no estoy acostumbrado a compartirlas. Y me fui.
-          Ya se estaba degenerando el ambiente
-          Efectivamente. Hasta ahora,
-          El respeto que imponía ‘El Abuelo’ ya se había perdido
-          Si totalmente, ya no había códigos, gente vendiendo ropa, relojes, copas, hoy día de mi época, ya no queda nadie. Dos. Después todos revendedores. De allí  arrancamos para el interior y en uno o dos meses llegamos a lo que hoy es Villa Soriano ese lugar gigantesco, maravilloso que tiene este país. A mí me cambió la vida los últimos quince años, allí encuentras amor, tranquilidad, paz y una luz en tu interior y esos años, son. . ., no el fin del camino, sino el fin de los que yo buscaba, mantenerme de pie para servir a la gente, que ha sido mi función de estos último quince años. Sólo vivo para eso, para el retorno que haya de cada persona que me conoció en villa Soriano, me encuentren y volver a estar ahí y volver a tender mi mano y que nadie se vaya con las manos vacías. Si tienen plata y me pueden pagar, yo les agradezco la compra, pero si es un amigo que retornó y ese año, no puede comprar, se va a llevar un cuadro, o una pulsera, o algo o parte de algo, de mi casa por ese agradecimiento que yo tengo hoy por la gente. Pero ese es otro relato que quiero hacer especial a Villa Soriano.
-          ¡Villa Soriano pa’ no olvidarte! ¡Vamo falco todavía!
-          Nosotros después de un tiempo, nos fuimos desde Mercedes a vender artesanías al local de Bequeló, un local ganadero, a unos kilómetros de allí.
-          Qué no era la loca del Bequeló, la canción de Santiago Chalar. No efectivamente, no era ella. Bueno, estando ahí fueron desde Villa Soriano un grupo de estudiantes de la UTU a una exposición técnica y artesanal de ellos. Allí conocimos dos chicas con la que hicimos amistad y nos invitan a ir a conocer Villa Soriano como artesanos, y que allí nunca ha habido artesanos ni hippies y que había una fiesta que le denominaban fiesta de la primavera que a pesar  de que todo el mundo diga hasta hoy día que es la de Dolores la más-          grande y bonita del país, con apoyo del gobierno, Ministerio de Turismo, etc. Cuando en realidad, tres años antes de Dolores, se hizo y se3 hace hasta hoy día en Villa Soriano. En aquel tiempo se hacía con carretas, con carros, disfrazados con hojas de palmera, se adornaban con gauchos tocando la guitarra, con farolitos a mecha. Hecha que había sido la invitación, como nosotros con Marta cuando se habrían las puertas de alguna localidad nueva allá íbamos. Fuimos. Nos bajamos del ómnibus en la mitad del pueblito y de allí dejamos la mochila en un almacén y miramos un lugar donde acampar cerca del río. Que al final terminamos en el final de la calle con el puerto o sea el local de prefectura. Nos acercamos a preguntarle al marinero donde podíamos armar la carpa, que éramos artesanos, que veníamos a la fiesta de la primavera y lo que íbamos a vender. Entonces el marinero, nos explica que hay una palmera, que era muy limpio y que allí podíamos acampar. Nos pregunta: ‘¿Cuántos son ustedes?’ Le digo somos mi señora y yo. El hombre me dice: ‘Si no lo toman a mal, acá dentro hay cuatro cuchetas que están libres, yo estoy de guardia y por dos días, por lo tanto si quieren a mí no me molestan que se queden aquí dentro, para que van armar carpa’ Nosotros locos de la vida, con baños, ducha, dormitorio con cuatro cuchetas. Nos quedamos allí con él. De noche se apareció con una bolsa llena de comestibles, verdura, carne, fideos, nos dijo: ‘Acá tienen muchachos, yo como con ustedes, eso sí, ahí tienen todo pero cocinan ustedes’ Todo fue muy bien y al otro día fuimos a la famosa fiesta de la primavera. Vendimos bien durante todo el día de las diez de la mañana  hasta las once de la noche, y retornamos a prefectura, esa noche nos cuenta este hombre, hoy fallecido, se ahogó, un baqueano muy conocido allí y muy conocedor del río Negro. Él iba en un embarcación junto a un pibe de dieciocho años que era epiléptico, cuando vienen retornando, donde venía una canoa detrás de la otra, cerca de Villa Soriano, se separan las embarcaciones arriba la primera y se dan cuenta que la otra en que venían ellos dos no aparecía. Después de unas horas retornan y no los encontraron. Tres días de búsqueda y allí en ese tiempo los encuentran ahogados a los dos. Se estima al día de hoy, que al pibe le dio una crisis y por intentar salvarlo se les dio vuelta la canoa y fallecieron ahogados. Se ahogaron en un lugar donde daban pie. Era considerado uno de los hombres más baquianos que salía al río con tormentas, con vientos, con nieblas
-          Y eso que el río allí tiene algunos lugares de hasta con quince metros de profundidad
-          Si pero donde fue la tragedia no. Es más se supo que esa primer noche hubo una temperatura de cuatro grados bajo cero. También debe de haber incidido el frío. Era un hombre muy querido, muy reconocido por mí y por Marta. Le decíamos el Poto, era un marinero que dejó su esposa y dos hijas. Esta anécdota ocurrió años después de lo que te venía contando. Esa noche el nos habla y nos dice que al otro día venía, un nuevo marinero a cambiar el turno que era de allí también de la Villa, de apellido Santos y que él no sabía si iba a tener la misma actitud de su persona. Nos decía que tal vez se podía molestar si encontraba dentro dos personas extrañas. Cosa muy bien aceptada de parte nuestra para no comprometerlo a él. Pero también nos ofrece, que él vivía a dos cuadras de prefectura y nos dice: ‘Si ustedes no lo toman a mal, me gustaría llevarlos para casa. Mamá murió hace un par de años y su casa, es una casa muy nuevita está totalmente amueblada y si quieren se quedan allí’ Y así fue una atención divina de parte de la familia y del pueblo para mí y mi esposa y nos quedamos dos días más. Y nos fuimos, pero ya nos fuimos decididos profundamente a volver, por esa calidez, por esa demostración del pueblo en general que nos aceptó. Era un calor especial, un aura, el lugar, la paz, algo que te envolvía, que te ataba al lugar. Algo bellísimo que no lo puedes explicar con palabras que se siente solamente en tu piel. Aún mantengo eso en mí profundamente, está intacto hasta ahora. Y gente que va actualmente que está comunicada conmigo por mis artesanías hasta poder servirlos aunque sea en algo. Todos coinciden el ochenta por ciento que hay un algo especial en Villa Soriano que te provoca eso. Te lleva a querer dormir, a estar en paz, a renovarse a la gente que va ahí. Van soñando con salir a caminar, no quieren que se les moleste, están en un mundo en el cual no quieren salir. Al año o un poco antes a los nueve meses nos vamos con Marta y me acuerdo que llevábamos como único valor material dos mochilas, una colchoneta, una carpa allí llegamos a instalarnos definitivamente. Alquilamos al final una pieza con baño y cocina por diez pesos por mes.  Que serían unos cien pesos de ahora. Estuvimos viviendo allí como dos años, hasta que se da el hecho que nos tuvimos que ir a vender pues en temporada nos íbamos a Punta del Este a vender, que era de noche de seis a una de la mañana y de tarde vendíamos artesanías en las playas. Al segundo mes d e estar allá, prácticamente a punto de retornar yo recibo una lesión en la planta de mi pie, pues andaba de sandalias de cuero vendiendo artesanías en la playa y cuando retorno al camping, me voy a duchar y noto que la sandalia la tenía pegada al pie.  La desprendo y me doy cuenta que era sangre seca, me reviso y era un a tachuela que estaba incrustada en la sandalia y ese pequeño pinchazo en la punta del pie, me provocó una úlcera que formó infección en la raíz de entre el primer y segundo dedo. Debido a eso, me trasladan a Montevideo por ser diabético ya, con el pie bastante embromado, el cual al segundo día de estar internado en el Maciel se me gangrena la base del pie y me amputan los dos dedos y tuve una convalecencia en el Hospital Maciel como de dos meses. De allí me trasladan para el hospital de Mercedes y Marta pasa la noche conmigo y se va para villa Soriano para la casa que alquilábamos. Allí se encuentra con la sorpresa que la mujer, nos había dado el desalojo pensando que no volvíamos más. Pues los dos meses de temporada que habíamos hecho, más los dos meses del hospital, sumaban cuatro meses de una total ausencia. La mujer creyendo que no retornábamos y estaba todo con candado hizo el trámite de desalojo por medio de la jueza de paz, para poder ingresar haber si no habíamos dejado algo. Ella retorna y me cuenta esa novedad, entonces hablo con el médico me voy a casa, firmo un papel como que me niego a quedar internado y retorno a la villa. Allí comienza una peripecia de varios días, ante el hecho de que no tenía solución, no tenía marcha atrás el desalojo y tenía cierto plazo de parte de la dueña de casa por hacer abandono del lugar que yo alquilaba. Busco por medio de las autoridades del departamento, gente con las que tenía relaciones morales y políticas conmigo por haberlos acompañado en las elecciones departamentales y haber llegado los mismos a ser intendente. Yo estaba dentro del ejecutivo del partido nacional a nivel departamental en Soriano y se lavaba continuamente en todo, entonces ante ese hecho, yo amenazo a la jueza de paz de Villa Soriano  de que como ella estaba interviniendo en el caso por que había aparecido una casa que la intendencia me daba pero,  estaba ocupada por otra persona a quien la Junta local le había dado la llave de esta casa y esa persona la tenía ocupada con herramientas, arreos de caballo, sillas, un montón de cosas particulares. Él se negó a entregarme esa vivienda entonces hablando con la jueza de paz, ella me promete intervenir en el caso hasta tomar bien conocimiento del mismo y se compromete ante mí a  so0lucionar el problema. Y yo le otorgo veinticuatro horas de plazo. Si en el transcurso de de tiempo,  a la vez de que yo estaba cansado de golpear puertas, yo iba a comenzar con la actitud de comenzar una huelga de hambre. Ella me pide que le haga el favor que le aguante hasta el otro día a las seis de la tarde que vayas por su domicilio para obtener una contestación. Transcurrido del tiempo, me contesta: ‘Qué no, desgraciadamente no podía hacer nada que para sacar esa persona, le iba a llevar unos meses el trámite de desalojo y demás’. O sea en una palabra, no tuvo una buena definición departe de ella, no pudo hacer nada legalmente. Entonces, me retiro, me voy a mi casa, levanto el termo y el mate, mi bastón,  mi compañera que me acompaña y parto rumbo a la iglesia. Ahí es donde viene el relato de una vivencia tragi-cómica para mí. Donde ingreso a la iglesia de tardecita, estando las tres señoras hoy en vida todavía ellas que eran las encargadas de cuidar la iglesia, mantenerla limpia y demás. Cuando me acerco a la puerta, ya habían cerrado la primer hoja grande de la puerta principal y ya casi cerrando la última hoja de la puerta. Como ven que yo avanzo hacia adentro, por el patio de la misma, esperan a ver que necesitaba. Sin decir palabra, ingreso al recinto, paso al lado de ellas y después que estoy adentro les digo cual era mi actitud a partir de ese momento. Textuales palabras: ‘Buenas tardes señoras, vengo a comunicarles que a partir de este momento, vengo a ocupar la iglesia en una huelga de hambre por vivienda’ Ellas, asombradísimas como no entendiendo, lo que estaba diciéndoles, se miran unas a otras y se preguntan entre ellas: ‘¿Qué. . ., qué va hacer? ¿Qué es lo que va hacer? Una me mira y me dice: ¿Y la iglesia que va a pasar? ¿Va a quedar abierta?’ Y yo les contesto: ‘No sé señora, usted haga lo que quiera, yo de acá adentro no voy a salir, si quiere ciérrela, pero yo me quedo acá’ Y le comunico a mi compañera: ‘Marta ve hablar con la señora juez, con el presidente de la junta local y con el comisario y comunícarles a partir de ahora la actitud que tomo’ Entonces fui con mi mate, el termo y mi tabaco me senté en un banco largo muy próximo al cristo articulado que hay en Villa Soriano casi debajo del mismo, separo el otro para poder girar mis pies y ponerlos en alto y mateo y fumo. Mientras las señoras, vieron que mi señora salió a efectuar las comunicaciones y se pusieron a rezar. Iban y venían del altar a la puerta de la iglesia por el medio, por el pasillo, rezando en voz alta. Yo no sé si rezaban para que yo me fuera o como pidiendo perdón por mí por haber cometido el sacrilegio de estar patitas arriba fumando y mateando bajo la figura del cristo. A partir de allí se armó un revuelo muy grande, empezaron a llegar autoridades, unos con  promesas, otros con soluciones y otros con apoyo. Las soluciones eran que si dejaba la huelga se iba hacer algo por mí. Cuento típico, llega el presidente de la junta con los ediles de la junta local con un bolso inmenso de comestibles, fideos, latitas de corned-beef, cuatro kilos de pulpa, kerosene pues cocinábamos en primus, velas pues no teníamos luz eléctrica, etc. Pero, con la condición que a partir de ahí me iban a ayudar económicamente por un tiempo hasta que esto se solucione. El problema a la vivienda: ¡nada!
-          No existía de inmediato solución ninguna
-          ¡No, No. . .! Andá a comer a la casa que tenés el desalojo, o en la vereda. ¡Pero por lo menos comé! Y yo rechazo rotundamente para mí, lo que era todo ese tipo de querer comprarme.
-          De dádiva
-          Exactamente. Que estaban haciendo a cambio de. . ., cambiar mi actitud. Les contesté que no. Que de ninguna manera. ¡Que, qué. .. esperanza! Que está decidido y que de ahí no me muevo, cuando se retiran con los comestibles los llamo. ‘Vengan, vengan, no, no, los comestibles, désenlo a ella, que ella no está haciendo huelga ninguna y ahora vuelve para mi casa y ella está pasando hambre igual que yo. Así que dejen eso para ella. Prácticamente que se los exigí. Bueno entre tire y afloje pasé la noche, bárbaro, con las puertas abiertas. Mi compañera se retiró a altas horas de la noche a dormir y hasta ahí todo bien. Puse un cartel al otro día en la puerta de la iglesia bien grande que decía: ‘Artesano en huelga de hambre por vivienda digna y decorosa’ Algo, que tenemos que entender los uruguayos de una vez por todas, que te ampara y te corresponde por Constitución Nacional. Allí especifica que todo ciudadano uruguayo que demuestre no tener los medios económicos parta tener una vivienda, digna y decorosa, ¡el Estado debe de proveerla!  Lo que pasa que la mayoría estamos acostumbrados a quedarnos sentados en nuestras casas a que nos lleven las cosas. Estamos acostumbrados por una cultura política que nos inculcaron durante cien años a depender del choricito, el vaso y el vino entre una chapa y unos bloques o el cuentito aquel que le vamos a reclamara quien votamos. Si nos interesáramos un  poco más por nuestros códigos que nos amparan y por las leyes que nos decretan en la propia constitución, estaríamos exigiendo nuestros derechos y los ganaríamos. Al otro día fue el desfile de gente con anécdotas muy bonitas, como una señora muy pobre, con quien tengo una amistad muy linda hasta el día de hoy, que todos los días me llevaba algo para comer o tortas fritas o alguna botellita, o sobrecitos de té, azúcar, etc., y yo le decía: ‘No señora, muy agradecido, le agradezco mucho, pero estoy haciendo huelga de hambre’ y me respondía: ‘Ya sé mijo pero algo tiene que comer, me imagino’ Claro no relacionaba.
-          Y alguna otra tienes
-          Y mira los chiquilines de quinto y sexto de escuela, se les dio una charla sobre lo que era una huelga de hambre. Convivencias con los pobladores y al segundo día  llegan las maestras de la Escuela Pública de la villa, antes de irse a las seis de la tarde, pues algunas eran de Mercedes y otras de Dolores, pasan a ofrecerse para ver que podían hacer por mí. Y yo lo primero que les pido, fue: Prensa. Que por favor se comunicaran con la televisión, las radios, los diarios, para que se supiera lo que estaba pasando. Pues hasta ese momento se había mantenido todo internamente dentro de Villa Soriano, no había todavía venido nadie. Y bueno, así fue la reacción de ellas y al otro día estalló la bomba y se presentan varios medios hasta la televisión y ya no se pudo tapar más. Esa misma noche,  después de la difusión, se hace presente el secretario general de la Intendencia hoy día fallecido y le encuentra una solución por escrito que: ‘Al otro día si dejaba esa actitud, se empezaba a construir de material’ Y así fue, en pocos días  empezaron a llegar camiones desde Mercedes, con bloques, material de construcción, etc., etc. Y allí arrancó la casita con unas pequeñas trabas desde el principio pero se fue haciendo.
-          ¿Dónde vivís hoy?
-          Efectivamente, la cual la bauticé antes de vivir allí ‘El Orejano’ por que yo sabía que eso les pegaba. . . allá mismo. ¿No? En las bolas, para decirlo crudamente. Para muchos sabían que eso era como gritarles en la cara: ‘Yo pude, logré lo que me pertenecía por derecho’
-          Así que ahora eres un vecino más aquerenciado allí y formando parte activa de esa sociedad. Haciendo conocer tus derechos y los de la Villa también, pues aunque sea o parezca una contradicción, Villa Soriano es un diamante en bruto sin pulir. El que quiera ir puede comprobarlo y allí está Miguel ‘El Orejano’ con su cabeza bien abierta. Y haciendo valer sus derechos ciudadanos que están se ve intactos.
-          A mí me pasó, después de esa huelga y que me empezaron a construir la casa y me la construyeron, se me dio vuelta el ochenta y cinco por ciento de la población. Por darte un par de ejemplos, la gente lo tomó como que la huelga había sido contra Villa Soriano. No entendían, ni razonaron en ningún momento que yo el reclamo se lo hacía a las autoridades departamentales y exigiéndoles que se me respetara los derechos que me da la Constitución. Como ciudadano.
-          Pero. . ., no sólo la gente no lo entendió, si no que hasta la señora muy humilde ella,  que te quería hacer comer, tal vez era una muy buena madre y crió una cantidad de hijos y por eso no te dejaba faltar “la comida”
-          Ella no relacionaba mi reclamo. Un ejemplo contundente fue una mujer que me paró en la calle y me dijo: ‘Yo Miguel soy una de las que fui a protestar a la Intendencia contra vos pues lleve treinta y siete años viviendo en la Villa y a mí la Junta nunca me dio nada’  Entonces le dije: ‘Bueno mira, quizás vos hace treinta y siete años tendrías que haber reclamados los mismos derechos que yo exigí ahora para ganarme esto y hoy día tendrías tu casa propia. Es un derecho que te pertenece. Vos no podés pretender que yo venga desde afuera hacer una huelga de hambre para que se te haga una casa a vos. Lo que yo hice fue demostrar que si queremos se puede’.  El sistema político tiene que entender que nosotros así como les damos nuestro voto, somos dueño de él. Pues les voy a poner un caso muy cercano con un diputado del Frente Amplio una discusión muy áspera, pero con cultura de parte mía reclamándole a él, de la división  que existía internamente dentro de Villa Soriano y que yo lo acusaba a él de ser el culpable por no participar en el desencuentro que había entre varias listas y él frente a un montón de gente, me dijo: ‘Bueno compañero, no es el momento de sacar eso, mire. . ., en otro momento’ Y le dije: ‘No, pare, compañero no, vamos a entendernos, yo soy orejano y ustedes lo que tienen que entender que mi voto es tan orejano como yo’ El día que los uruguayos entendamos que nuestro voto es la mejor arma cívica que tenemos, muchos, de estos politiqueros van a empezar a temblar. El día que el ciudadano aprenda que la mejor arma contra lo que no se cumple y las promesas hechas en vano, podemos destruirlas con el voto nuestro
-          Y cuéntame, paso el tiempo, estás vendiendo bien, trabajando de tus artesanías, pero llegó el día en que te encuentras ahora con este problema de salud.
-          Con una pierna amputada, ante una omisión de asistencia y peleando por mis derechos a quien sea. Lo principal que yo estoy exigiendo que por allí vino esa huelga de hambre que inicié y terminé hace unos quince días atrás mas o menos en la plaza Cagancha o Libertad en Montevideo. Fui y hice ciento noventa y dos horas de ayuno total me faltaron tres horas para cumplir los ocho días. Por distintas actitudes, principalmente, por mi propia salud  y el derecho que después de ocho días no se hizo presente nadie, absolutamente nadie, de los que yo exigía en esos momentos ser atendido que era la Ministra de Salud Pública o alguien por lo menos cercano a ella, ante el abandono y la indiferencia y la soberbia de ella de no querer bajar del pedestal en que está, otra cosa no se puede decir, pues la soberbia no le permitió ir  humildemente a la plaza para conversas dos minutos conmigo, pero sí el circo le permite andar tocando tambores por la calle.-          Debemos de acotar que en este momento en que estamos haciendo la nota, tienes una pierna amputada, aproximadamente unos quince centímetros debajo de tu rodilla por sufrir de diabetes. También es bueno que se sepa que tienes el otro pie también amputado casi en su totalidad.
-          Si está cortado casi en la mitad del mismo. Es el pie derecho y en él poseo un plantal pues me recortaron todo el miembro  desde hace doce años. El izquierdo que hoy tengo amputado, se lesionaba ante cualquier cayo, ampolla o machucón siempre se lesionaba.
-          ¿Y concretamente que es lo que tu estás reclamando? 
-          Mira en Villa Soriano existe una ambulancia, de muy precarias condiciones, donde yo era llevado hasta Mercedes y desde allí me llevaban al otro día a Montevideo a cambiarme un yeso que se llama yeso de contacto total, que es un nuevo sistema que lo aplica una traumatóloga de pie diabético especializada en ese tema casi única en el Uruguay y ese tratamiento se hacía en el traumatología. Se da la omisión de asistencia y eso deriva que en enero y febrero del dos mil siete. ¡No! mejor dicho el último viaje que hago antes de la omisión de asistencia es el trece de diciembre de dos mil seis. Hasta ahí todo bien, cuando ese día concurro a Montevideo la doctora con mucha alegría me comunica que estaba prácticamente cerrada esa herida después de un largo proceso que concurrí quedaba lo que era una cabecita de un alfiler para sellar. Y ella me dice, creo que quedan uno o dos sellos más me gustaría hacer para asegurar la cicatrización, eso me lo dice el trece de diciembre de dos mil seis. A partir de allí se empiezan a generar las omisiones de asistencia durante el resto de diciembre y enero y febrero de dos mil siete porque nuestra ambulancia pasó a talleres, estuvo parada en arreglos durante esos dos meses. Cuando retorno el ocho de marzo allí es entonces donde se niega Mercedes durante todo el resto de los viajes que tenía que hacer durante quince días, cada vez que el médico de Villa Soriano, llama a Mercedes, para organizar el viaje, le contestaban que no. Qué de Mercedes hacia Villa soriano no se movían ambulancias, siendo que la policlínica de la villa depende del hospital regional. Y no, se niegan rotundamente esos dos meses. Luego que nuestra ambulancia estaba nuevamente en condiciones vuelvo a continuar con mis viajes  y cuando retorno ese ocho de marzo de dos mil siete al traumatología a Montevideo, comprobando la doctora y así lo informa el juzgado, ella hace un  informe donde demuestra que, por descontinuar el tratamiento, y que no se me llevó más, se me volvió a reabrir la herida presentando en ese momento el ocho de marzo una herida de una circunferencia de cuatro centímetros y habiendo hecho una úlcera perforada hacia adentro del pie. Presentamos en abril de dos mil siete con el abogado una denuncia penal  sobre este hecho, advirtiendo en la denuncia penal mi abogado que de repetirse nuevamente ese tipo de omisiones a la asistencia, podría derivar en la amputación de mi pie. En junio del dos mil siete, dos veces más cometen omisión de asistencia por traslado de ambulancia, Mercedes nuevamente niega en ir a buscarme a la villa y vuelvo a dejar de concurrir durante prácticamente un mes y derivando ahora sí en octubre el doce de octubre de dos mil siete parta ser más exactos en la amputación de mi pie.
-          ¿Así que hoy por hoy, sigue tu juicio?
-          Sí mira, el juicio penal me pusieron muchas trabas como por ejemplo no poder desmentir a las personas que fueron denunciadas penalmente, no se nos permitió presentar las pruebas pertinentes, pidió el abogado una orden del juez el abogado para desglosar llamadas a mi  celular realizadas por el hospital de Mercedes, donde hubiera quedado demostrado en forma rotunda la omisión de asistencia por la que ellos tuvieron conmigo, no se nos permitió presentar testigos y archivar el caso el mismo día que yo concurro a Montevideo a denunciar mi protesta. Ese día se le comunica al abogado de noche a la plaza en Montevideo por teléfono, que lo habían convocado a la una de la tarde para comunicarle que se archivaba el caso. Comenzando esa semana una denuncia  civil o sea un juicio civil al Ministerio de Salud Pública para ser resarcido por los daños causados.
-          Creo que son situaciones de hecho tan impresionantes  que. . ., ¿ no naciste para perder?
-          ¡No! Si pierdo es por algo que yo cometí un error, o por alguna oportunidad en la vida que se que fue por mi culpa. Yo humildemente trato de reconocerlas aunque sea conmigo mismo y sigo adelante, quizás por otro camino, quizás buscando otro destino, pero ante la injusticia, lucho con todas  mis convicciones por delante sin tenerle temor al poder político, ni económico.
-          ¿Todo esto para compartirlo con gente de menores recursos?
-          Totalmente. Pienso que el fin de esto, aunque yo termine con las manos vacías ante mis reclamos, de juicio a los culpables de este hecho que me ocurrió y de ser resarcido por daños, aunque no lo logre, el fin de mi lucha es que nunca más vuelva a ocurrir principalmente, con la gente humilde, aquella que desgraciadamente cuelga los brazos, por que se achica pensando que el poder político los puede aplastar o el poder económico los puede tapar la boca.
-          ¿Che y ya que te la caminaste toda, es como que Villa Soriano  fue el fin, el fin de tu camino?
-          Sí creo que es el fin de la búsqueda de aquel camino que comencé cuando empezamos hablar allá por mi adolescencia. Es el rinconcito que para mí es el vivir, los últimos años con esa luz que, se me fue encendiendo en los caminos en mi interior y es el rinconcito  donde yo esa luz hoy día la puedo trasmitir en calor hacia los seres humanos que se acercan a mí, lo trasmito desde este lugar que yo busqué como hippie y que era aquel lugar de paz y amor en un mundo, donde no es el paraíso, pero es el lugar  que creo que ahí puedo volcar y desarrollar todo lo que yo fui acumulando. Esa riqueza espiritual que me regalaba la gente cuando iba a sus ranchitos, cuando compartía sus mesas, cuando me daban todo a cambio de nada, entonces eso es una cadena que por fin puedo canalizarla para que cada persona que se acerque a mí regalarle un  eslabón de esos para que los cultiven esa cadena , con sus hijos, que le vayan dando lo que puedan.
-          Así que en Villa Soriano encontraste a Cristo y allí hiciste huelga de hambre junto a él, en su domicilio  y Cristo para vos es la doctrina
-          Es la doctrina y la luz por que él para mí fue el primer hippie que se volcó al mundo con su túnica y sus sandalias en un mensaje de amor entre la humanidad. No lo entendieron, lo apedrearon, lo lastimaron, lo colgaron y crucificaron. Hoy día yo me considero un crucificado por el sistema.
-          Entonces, ¿por la sociedad todo?
-          Para mí si, para Cristo y para mí.
-          ¿Por tus ideales la muerte?
-          A raja tabla.
-          ¿Le tenés miedo a la muerte?
-          ¡No!, para nada, al contrario,  para mí va ser. . ., el paraíso no. . ., pero el fin de una etapa
-          Como estás tan cerca de todo, de Cristo, de Artigas que dejó  su huella en Villa soriano hasta con familiares allí. . .
-          Vivo al costado del terreno donde vivió mucho tiempo y tuvo cuatro hijos
-          Artiguista como no hay otro. . .
-          Total, me identifico con su postura mismo. Estoy exiliado en Villa Soriano yo. . .yo no me fui para el Paraguay en ese rincón que me permitieron quedarme tranquilo
-          Tienes todas, artesano, artiguista, hippie, vivís con Cristo, anduviste por diferentes países pero defraudadores todos o varios. . .
-          Muchos, pero eso nunca me achicó, al contrario, me llevó a valorar más a aquel verdadero amigo, que se sienta a mi lado a tomar un mate o compartir una charla y cada vez me abrazo más a ese amigo o a noche como estas, con una copita de vino, un churrasquito compartido, una charla y me abrazo y me aferro a esos  valores que por ejemplo tu has puesto en tu camino o en tu mesa para compartirla conmigo justamente, por eso, por tanta gente que te defrauda, tanta gente que te cachetea, no soy de poner la otra mejilla, pero tomo a quien me abofetea sin rebeldía
-          ¿Socialista, izquierdista,  anarco,  comunista, mahoista. . .?
-          Independiente. . .total, apoyo al hombre y no al partido político.
-          Hace un rato te llamó a tu teléfono celular tu hermano. ¿Familiero?
-          No. . ., para nada. Te explico, él me llamó ayer y me llamó hoy pero hace como un año que no me telefoneaba y me llamó por esa actitud que tuve de la huelga de hambre y me está pidiendo. . ., bueno poscomentarios en Maldonado son muchos y parece que apareció alguien que es de la Villa Soriano, que trabaja allá y que anduvo por dos tres medios de prensa, él se refirió a mi persona, no mal, pero como que soy un tipo que estoy acostumbrado a esas actitudes revolucionarias. Mi hermano me está pidiendo hoy día que ponga un cable a tierra. . .
-          Un poco de moderación. . .
-          Ahí va. . .que no me enfrente tanto al sistema y que trate sí de seguir mi lucha y llevarla adelante, pero ya ahora, lo ve, él me lo decía, lograste tu objetivo, llamaste loa atención de un país, fuiste escuchado, bueno ahora canaliza  el resto de tu lucha, esa demanda,  como corresponde por la parte civil, pero  con un cable a tierra. Y pienso que está bien.
-          Hasta morir artesano y después de morir. . . cósmico
-          Total, sé que hay otra energía otro lugar que vamos a  ocupar después de la muerte
-          Desde allí. . .
-          Seguiré mirando y guiando. Me gustaría ello, poder guiar aquella persona que se lo merecen, con actitudes de vida, por sus luchas, aquella persona humilde, para ser humilde no hay que ser pobre para serlo hay que tener humildad. Alguien con plata puede ser humilde.
-          Pero lamentablemente es tan difícil
-          No es aplicable al noventa por ciento de las personas que podrían hacerlo
-          Es difícil para aquellos que no se dan cuenta, pero tal vez es tan fácil, como por ejemplo poner un cable a tierra como vos decías y quienes lo hicimos entendemos como es la cosa. Pero ellos siguen haciendo cortocircuito y estimo están defenestrados para la futura vida aquella a la que accederán justamente los que hayan vivido decentemente
-          Habrá que preparar a esa gente para el mundo nuevo que nos tocará vivir después. Siempre dije el paraíso y el infierno es la tierra, como vivas es la recompensa que vas a tener en la otra vida. Lo que vos hagas retorna, retorna siempre, está millones de veces comprobado. Si vos odias, te haces daño vos mismo. Si tiras una piedra te va a rebotar. Si das amor, vas a recibir cariño y buena onda y eso en el futuro. Yo con mi problema de salud, mira donde estoy, a doscientos kilómetros de mi casa recontento y reconvencido de lo que estoy haciendo y no me para un  sillón de ruedas. Vaya que no me para. Pero ¿por qué?. Porque aún creo en la gente y creo en el que se puede lograr cosas en la vida para uno mismo, sin tener poder económico. Lograr paz interior y esa paz se trasmite después a todo el que llega a vos
-          Yo de mi parte en forma personal, debo de agradecerte una cantidad de cosas digo. Primordialmente la buena predisposición que has tenido para con mi persona, que quien te dijo en algún momento que te podría lograr hacer algo fui yo y la verdad ha sido que han pasado como siete años de eso momento por una u otra razón, de familia, de enfermedad, etc., no había podido llegar nuevamente hasta Villa Soriano para entrevistarte, era un deber que tenía y hoy tuvimos la oportunidad de estar juntos de hacer esta charla y esperemos que esto salga lo mejor tanto para ti, que es lo que a mí me interesa, pues no me interesa trascender a mí pues ya tengo siete libros editados unipersonales, como compartidos es decir. . ., ya está. Bueno, plantaste un árbol, criaste un hijo, y escribiste un libro, ya está y todavía para mí una nieta. . .creo haber cumplido. Cuando yo te conocí, tenías tus dos pies y viniste, una vez  y hoy es la segunda y sin un miembro inferior igualmente hoy lo hicimos. Así celebro tu fuerza de voluntad y espero no me falte a mí para ver concluida esta pequeña obra de tu vida, y que es para vos de parte de este simple ciudadano.
-          Eso te demuestra que todo lo que hablamos hace un ratito no es vano, no son palabras al aire, yo creo en la gente y por eso es que estoy acá. Cuando cruzaste por mi casa hace unos años con un montón de amigos y me explicaste de tu interés por hacer algo de mi vida yo me entusiasmé como un niño que le dicen un cuento, yo creí en vos en ese momento y eso me mantuvo con la convicción que sabía que si no se estaba dando en estos años, era por algo, tal vez por razones de vida.              
-          Pero te dabas cuenta que algo está tocando nuestras dos personalidades
-          Se detectar el versero típico. Como dice Cafrune que el que canta a los gritos no se escucha su propio canto. Y está aquel hombre que humildemente, se acerca y te da un apretón de manos y te dice: ‘me gustaría, y lo vamos hacer. . . en futuro próximo vamos a escribir algo sobre vos’. Y te dije: ‘encantado aquí siempre voy a estar con las puertas abiertas’. Es decir fue algo compartido. Vos me fuiste a buscar a otra localidad yo estaba bien de saluda y aquí estamos.
-          Bueno estoy reconfortado
-          Bueno en tu creatividad es en lo que yo me apoyo para que salga todo bien.
-          Pero también quiero destacar que en mi segundo viaje a la Villa, descubrí en tu casa, unos relojes de bolsillo y te dije: ‘tengo un reloj de mi abuelo, que le faltan las agujas y tu me diste uno que no andaba, vine a casa lo lleve a un relojero, le saco las mismas y hoy está andando y me acuerdo que te devolví tu reloj sin agujas cuando tu viniste a mi domicilio hace unos años. Esto demuestra tu hombría de bien y tu desinterés. Y eso no se olvida’ 
-          Es energía.
-          Como pacto de caballeros que el modelo de tu libro ya esta en mí conformado y sale.
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Hoy es el otro día Miguel durmió en casa, me levanté temprano, lo ayudé a salir a la vereda, se aprontó el mate y lo deje bajo unos árboles petisos. Le pregunté  si necesitaba algo más  y me respondió: ‘un oriental siempre está bien tomando mate de mañana temprano’ Volví de realizar unas tareas que me insumieron un tiempo de un par de horas y lo encuentro en un estado calamitoso. Le había dado un bajón de glicemia. Se restauró con galletitas con azúcar un té caliente y ahora me pide:
-          Quiero agregar algo a todo lo hablado anoche. ¿Puedo?
-          El libro es suyo señor métale nomás. . .
-          Corresponde, por su esfuerzo, por su lucha a mi lado por un montón de cosas que me debo a ella, y ella es la que me mantiene en pie, que es mi gran compañera, Marta Isabel Bianco. La única persona que amé y voy a amar de por vida y por quien vivo y lucho todos los días para poder sumar cosas para que sea feliz dentro de nuestras carencias económicas. A Marta, mi gran amor, esto es para ella por que así se lo debo.

                                                                     Mayo de 2008

 Estas son imágenes sacadas por mí de diferentes publicaciones junto a actores políticos y sociales de nuestro país oriental  gracias por entender  como fueron concebidadas atte Horacio Santana